martes, 13 de febrero de 2018
viernes, 2 de febrero de 2018
Arrebatado, parte 25
César se quedó dormido profundamente, recordando ese evento de su infancia. La noche ha sorprendido al autobús en su largo viaje y, varias ventanas abiertas dejan entrar un muy incómodo frío, mismo que despierta a César.
Confundido, abre los ojos justo cuando una gran señal verde fluorescente indica la desviación al rancho Nanmadol. Él ha tomado gran cantidad de viajes en autobús y sabe lo incómodo de tener que llegar hasta la estación central, siendo que su destino real está justo a la orilla del camino.
Esto lo mueve a saltar de su asiento y caminar de prisa hasta el chofer.
“Oiga amigo.”
“Sí, ¿qué quiere?”
“Mire, voy al rancho Nanmadol y, la desviación la acabamos justamente de pasar.”
“La línea me prohibe bajar pasajeros en la ruta.”
“No sea malo, no traigo más que mi mochila de mano y, ahí le doy para que cene rico, además, con lo lento que vamos, ni va a tener que detener el autobús.”
“Mmm, bueno pero, dese prisa.”
César regresa de prisa a su lugar, baja su mochila del maletero y regresa al frente del camión, piensa una cifra misma que es la propina que le transfiere al chofer. César, cuando vivía en México, se acostumbró a bajar de los microbuses, estos jamás se detienen y uno tiene que saltar como paracaidista; a varios les falla el salto y se estrellan contra los anuncios en las paradas o, gente de edad, se caen lastimándose seriamente.
César salta del camión en marcha y, rodeado por la oscuridad, emprende a pie el camino hasta el rancho Nanmadol. Solo espera que no se vaya a encontrar con un vehículo que lo atropelle.
***
Magno Jagger está sentado en la sala de llegada de los pasajeros, en la ruta que tomó César, una cara de confianza y satisfaccón se dibuja en su rostro. Se imagina como va a despacharlo y piensa si, lo despacha de inmediato o, antes se divierte con él.
Pero al darse cuenta que todos los pasajeros han descendido, menos su presa, se enfurece.
“¿Dónde está ese imbécil? ¡Ah! ¡Me lleva la chingada!”
Magno Jagger patea una maceta, la pequeña palma en ella solo sacude levemente sus hojas a consecuencia del golpe. Si a Magno Jagger le dolió el pie por la patada, no lo manifiesta, ni tampoco se aleja cojeando.
***
César en su solitaria caminata ya se ha tropezado un par de veces, así está de oscuro. Unas luces detrás suyo lo hacen voltear. Se trata de un vehículo que se le acerca lentamente y luego se empareja a él. La ventanilla del pasajero se abre, no hay nadie en ese asiento, es el conductor que se estira y se dirige a él.
“Hola amigo, buenas noches. ¿Se dirige al rancho Nanmadol?”
“Sí, voy en búsqueda del laberinto de rocas.”
“Yo trabajo ahí amigo, sabe, es propiedad privada y está cerrado al público, no puede entrar.”
“Mmm, vengo de muy lejos con el propósito expreso de visitar el laberinto.”
“Seŕa mejor que regrese, simplemente no se le va a permitir la entrada. Y menos a esta hora.”
César se siente frustrado por el obstáculo que este hombre le pone en su meta por alcanzar el laberinto de rocas.
“¿Puedo siquiera pasar la noche en el rancho? Como puede ver ya es muy tarde...” “Amigo, hace años que el rancho dejó de estar abierto a turistas. La gente es muy idiota y hubo muchos muertos que no obedecían las indicaciones de seguridad básica, muchos cayeron de las rocas, otros simplemente se perdían.”
“¡OK! ¡OK! Está bien, entiendo. Procederé a regresa por donde vine.”
Y César da la media vuelta y emprende la marcha de regreso. El hombre en su vehículo no arranca hasta no cercionarse de que César se está yendo de regreso a la carretera.
***
Magno Jagger se halla en el parque público de Longwok, en su implante óptico consulta qué existe en el lugar, ¿por qué vendría aquí su presa César y para qué? ¿Acaso simplemente vino aquí a perderse a iniciar de nuevo? ¿Simplemente abandonó a su fiel y servil amiga?
Ahora se comunica a la agencia central:
“Lancen una alerta para la localización del fugitivo, en el distrito de Longwok, en el continente Norte. Rastreenlo en los circuitos cerrados.”
Luego de cerrar la comunicación, se da una palmada en la frente.
“¿Cómo no lo pensé antes? Voy a interrogar al chofer del autobús.”
Y se dirige trotando de regreso a la central camionera.
***
Luego de caminar de vuelta por el camino y, tras asegurarse que ya no era observado por el trabajador del rancho Nanmadol, César saltó a los matorrales y, agachado, procedió a avanzar de manera sigilosa a las inmediaciones del rancho. Al alcanzar un claro decide quedarse aquí a pasar la noche. Se sienta recargado contra un gran árbol y se abraza para protegerse del frío. Ya no falta mucho para el amanecer.
Y sin darse cuenta, se queda profundamente dormido.
***
Magno Jagger se valió de sus credenciales, como agente de la administración espacial, para aterrorizar al gerente de la línea de transporte, en la estación de Longwok, y con su pura presencia física en la sala, hizo que éste mandara a traer al chofer y que le pusiera una gran reprimenda por haber dejado bajar a un pasajero en pleno trayecto.
Pero al fin Magno Jagger averiguó la ubicación de César.
“Nanmadol, el rancho Nanmadol, pero ¿qué o cuál puede ser el interés del criminal éste hacia este rancho en medio de la nada?”
Magno Jagger de inmediato realiza una consulta a la red para encontrar todo lo referente a esta finca, ¿punto de reunión de los rebeldes? Su consulta a Inteligencia Galáctica no lo identifica al rancho como punto de reunión de insurgentes. Luego hace una simple búsqueda y encuentra que era un viejo atractivo turístico hace muchos años.
Tras no encontrar nada significativo sobre el rancho, él programa la ruta para llegar hasta el lugar y parte hacia el mismo.
***
Muy temprano, apenas amanece, César se despierta, hay una espesa niebla y el frío cala hasta los huesos. César se queda, en parte asustado, piensa que está haciendo tanto frío que él pudo muy bien haber muerto congelado. ¿Desayunar? Salvo los dulces y panecillos que compró en el restaurante de camioneros, cuando emprendió este viaje, no tiene nada sustantivo para comer.
Come esto y luego de aliviarse y asearse con una botella de agua que llevaba para este propósito, inicia el caminio en busca del laberinto.
***
El pequeño drone autónomo de Magno Jagger le manda una fotografía que tomó de un excursionista en la zona del rancho Nanmadol. Apenas verla Magno Jagger identifica a su presa.
“¡Es él!”
***
César ha llegado al laberinto; es impresionante. A esta hora de la mañana se encuentra envuelto por la niebla. Él camina alrededor del mismo, y una sensación de asombro y misticismo lo invade; este sitio tiene un magnetismo, una fuerza que lo atrae a uno hacia el interior.
Culturas de la antigüedad manifestaron su religiosidad mediante construcciones megalíticas en forma de circulos y columnas. Es increíble que unas simples piedras puedan convertirse en un símbolo de espiritualidad tan poderoso.
Pero hoy, sí lo abruma ese sentimiento a César, algo le dice que Nanmadol le va a permitir volver a casa.
César trepa a una de las grandes rocas y, pronto comienza a saltar de una a otra. Se da cuenta que estas grandes moles debieron de haber sido arrastradas hace milenios por un glaciar. Observa que musgos y helechos viven al pie de las piedras. Su emoción da paso a la simple observación turística.
Ahora piensa que fue un tonto en poner sus esperanzas de volver a casa en una simple historia y supersticiones.
“¡CESAR LACROIX!”
Al escuchar su nombre así gritado César voltea para encontrarse con que el agente espacial Magno Jagger le está apuntando con un arma de fuego, a tan solo una roca de distancia. Él se perdió en sus reflexiones y no escuchó cuando éste se trepó a la piedra.
César siente que este fanatizado agente lo va a matar ahí mismo y sin siquiera darle tiempo de explicarse.
Levanta sus manos en un gesto fútil.
“¡Hey! ¡Espera!”
Un par de disparos rasgan la tranquilidad de esta hermosa mañana.
César se desploma hasta el suelo.
***
La gente alrededor de César está alarmada por verlo inconsciente. Recibió un golpe muy fuerte de parte del ciclista. El gran hombre, que está hincado sobre él, le da palmaditas en la mejilla derecha.
“Señor, señor, ¿se encuentra bien?”
En la planta baja del edificio “C” del corporativo de Pemex se localiza una clínica de atención y, personal médico, alertado por la seguridad de la paraestatal, sale corriendo en auxilio de César. Él es llevado con una gran contusión en la cabeza.
César recobra el conocimiento cuando una enfermera grandota le está revisando el golpe en la cabeza.
“Hola. Me llamo Lumila.”
Confundido, abre los ojos justo cuando una gran señal verde fluorescente indica la desviación al rancho Nanmadol. Él ha tomado gran cantidad de viajes en autobús y sabe lo incómodo de tener que llegar hasta la estación central, siendo que su destino real está justo a la orilla del camino.
Esto lo mueve a saltar de su asiento y caminar de prisa hasta el chofer.
“Oiga amigo.”
“Sí, ¿qué quiere?”
“Mire, voy al rancho Nanmadol y, la desviación la acabamos justamente de pasar.”
“La línea me prohibe bajar pasajeros en la ruta.”
“No sea malo, no traigo más que mi mochila de mano y, ahí le doy para que cene rico, además, con lo lento que vamos, ni va a tener que detener el autobús.”
“Mmm, bueno pero, dese prisa.”
César regresa de prisa a su lugar, baja su mochila del maletero y regresa al frente del camión, piensa una cifra misma que es la propina que le transfiere al chofer. César, cuando vivía en México, se acostumbró a bajar de los microbuses, estos jamás se detienen y uno tiene que saltar como paracaidista; a varios les falla el salto y se estrellan contra los anuncios en las paradas o, gente de edad, se caen lastimándose seriamente.
César salta del camión en marcha y, rodeado por la oscuridad, emprende a pie el camino hasta el rancho Nanmadol. Solo espera que no se vaya a encontrar con un vehículo que lo atropelle.
***
Magno Jagger está sentado en la sala de llegada de los pasajeros, en la ruta que tomó César, una cara de confianza y satisfaccón se dibuja en su rostro. Se imagina como va a despacharlo y piensa si, lo despacha de inmediato o, antes se divierte con él.
Pero al darse cuenta que todos los pasajeros han descendido, menos su presa, se enfurece.
“¿Dónde está ese imbécil? ¡Ah! ¡Me lleva la chingada!”
Magno Jagger patea una maceta, la pequeña palma en ella solo sacude levemente sus hojas a consecuencia del golpe. Si a Magno Jagger le dolió el pie por la patada, no lo manifiesta, ni tampoco se aleja cojeando.
***
César en su solitaria caminata ya se ha tropezado un par de veces, así está de oscuro. Unas luces detrás suyo lo hacen voltear. Se trata de un vehículo que se le acerca lentamente y luego se empareja a él. La ventanilla del pasajero se abre, no hay nadie en ese asiento, es el conductor que se estira y se dirige a él.
“Hola amigo, buenas noches. ¿Se dirige al rancho Nanmadol?”
“Sí, voy en búsqueda del laberinto de rocas.”
“Yo trabajo ahí amigo, sabe, es propiedad privada y está cerrado al público, no puede entrar.”
“Mmm, vengo de muy lejos con el propósito expreso de visitar el laberinto.”
“Seŕa mejor que regrese, simplemente no se le va a permitir la entrada. Y menos a esta hora.”
César se siente frustrado por el obstáculo que este hombre le pone en su meta por alcanzar el laberinto de rocas.
“¿Puedo siquiera pasar la noche en el rancho? Como puede ver ya es muy tarde...” “Amigo, hace años que el rancho dejó de estar abierto a turistas. La gente es muy idiota y hubo muchos muertos que no obedecían las indicaciones de seguridad básica, muchos cayeron de las rocas, otros simplemente se perdían.”
“¡OK! ¡OK! Está bien, entiendo. Procederé a regresa por donde vine.”
Y César da la media vuelta y emprende la marcha de regreso. El hombre en su vehículo no arranca hasta no cercionarse de que César se está yendo de regreso a la carretera.
***
Magno Jagger se halla en el parque público de Longwok, en su implante óptico consulta qué existe en el lugar, ¿por qué vendría aquí su presa César y para qué? ¿Acaso simplemente vino aquí a perderse a iniciar de nuevo? ¿Simplemente abandonó a su fiel y servil amiga?
Ahora se comunica a la agencia central:
“Lancen una alerta para la localización del fugitivo, en el distrito de Longwok, en el continente Norte. Rastreenlo en los circuitos cerrados.”
Luego de cerrar la comunicación, se da una palmada en la frente.
“¿Cómo no lo pensé antes? Voy a interrogar al chofer del autobús.”
Y se dirige trotando de regreso a la central camionera.
***
Luego de caminar de vuelta por el camino y, tras asegurarse que ya no era observado por el trabajador del rancho Nanmadol, César saltó a los matorrales y, agachado, procedió a avanzar de manera sigilosa a las inmediaciones del rancho. Al alcanzar un claro decide quedarse aquí a pasar la noche. Se sienta recargado contra un gran árbol y se abraza para protegerse del frío. Ya no falta mucho para el amanecer.
Y sin darse cuenta, se queda profundamente dormido.
***
Magno Jagger se valió de sus credenciales, como agente de la administración espacial, para aterrorizar al gerente de la línea de transporte, en la estación de Longwok, y con su pura presencia física en la sala, hizo que éste mandara a traer al chofer y que le pusiera una gran reprimenda por haber dejado bajar a un pasajero en pleno trayecto.
Pero al fin Magno Jagger averiguó la ubicación de César.
“Nanmadol, el rancho Nanmadol, pero ¿qué o cuál puede ser el interés del criminal éste hacia este rancho en medio de la nada?”
Magno Jagger de inmediato realiza una consulta a la red para encontrar todo lo referente a esta finca, ¿punto de reunión de los rebeldes? Su consulta a Inteligencia Galáctica no lo identifica al rancho como punto de reunión de insurgentes. Luego hace una simple búsqueda y encuentra que era un viejo atractivo turístico hace muchos años.
Tras no encontrar nada significativo sobre el rancho, él programa la ruta para llegar hasta el lugar y parte hacia el mismo.
***
Muy temprano, apenas amanece, César se despierta, hay una espesa niebla y el frío cala hasta los huesos. César se queda, en parte asustado, piensa que está haciendo tanto frío que él pudo muy bien haber muerto congelado. ¿Desayunar? Salvo los dulces y panecillos que compró en el restaurante de camioneros, cuando emprendió este viaje, no tiene nada sustantivo para comer.
Come esto y luego de aliviarse y asearse con una botella de agua que llevaba para este propósito, inicia el caminio en busca del laberinto.
***
El pequeño drone autónomo de Magno Jagger le manda una fotografía que tomó de un excursionista en la zona del rancho Nanmadol. Apenas verla Magno Jagger identifica a su presa.
“¡Es él!”
***
César ha llegado al laberinto; es impresionante. A esta hora de la mañana se encuentra envuelto por la niebla. Él camina alrededor del mismo, y una sensación de asombro y misticismo lo invade; este sitio tiene un magnetismo, una fuerza que lo atrae a uno hacia el interior.
Culturas de la antigüedad manifestaron su religiosidad mediante construcciones megalíticas en forma de circulos y columnas. Es increíble que unas simples piedras puedan convertirse en un símbolo de espiritualidad tan poderoso.
Pero hoy, sí lo abruma ese sentimiento a César, algo le dice que Nanmadol le va a permitir volver a casa.
César trepa a una de las grandes rocas y, pronto comienza a saltar de una a otra. Se da cuenta que estas grandes moles debieron de haber sido arrastradas hace milenios por un glaciar. Observa que musgos y helechos viven al pie de las piedras. Su emoción da paso a la simple observación turística.
Ahora piensa que fue un tonto en poner sus esperanzas de volver a casa en una simple historia y supersticiones.
“¡CESAR LACROIX!”
Al escuchar su nombre así gritado César voltea para encontrarse con que el agente espacial Magno Jagger le está apuntando con un arma de fuego, a tan solo una roca de distancia. Él se perdió en sus reflexiones y no escuchó cuando éste se trepó a la piedra.
César siente que este fanatizado agente lo va a matar ahí mismo y sin siquiera darle tiempo de explicarse.
Levanta sus manos en un gesto fútil.
“¡Hey! ¡Espera!”
Un par de disparos rasgan la tranquilidad de esta hermosa mañana.
César se desploma hasta el suelo.
***
La gente alrededor de César está alarmada por verlo inconsciente. Recibió un golpe muy fuerte de parte del ciclista. El gran hombre, que está hincado sobre él, le da palmaditas en la mejilla derecha.
“Señor, señor, ¿se encuentra bien?”
En la planta baja del edificio “C” del corporativo de Pemex se localiza una clínica de atención y, personal médico, alertado por la seguridad de la paraestatal, sale corriendo en auxilio de César. Él es llevado con una gran contusión en la cabeza.
César recobra el conocimiento cuando una enfermera grandota le está revisando el golpe en la cabeza.
“Hola. Me llamo Lumila.”
Etiquetas:
aventura,
ciencia ficción,
ciencia ficción latinoamericana,
cuento,
fantasía,
futurismo,
historia corta,
narración,
relato
Suscribirse a:
Entradas (Atom)