Al día siguiente, el licenciado Klinn informa al comisionado Monderre, sobre el estatus de detenido César Lacroix.
"Monderre, ¡hola! buen día. ¿Le hablaste a Talderne para ver si vamos a comer al Zilannia? ¿Sí? ¿Y qué dijo? ¿pasado mañana? OK Así quedamos, ni lo agendo, porque los cuates siempre son primero. ¡Ja, ja, ja!
Mira, te pongo al corriente sobre el caso del detenido éste, él de la falta administrativa a las leyes de migración. Sí, César Lacroix es su nombre, fíjate que, la policía investigativa confirmó lo declarado en, la forma que nos envió, la mujer que lo llevó a la oficina de comercio regional, en Abala. Sí, Lumila Tusiva.
¡Aja! Un agente fue a verificar lo que ésta mujer mandó. Este señor Lacroix estaba fuera de sí cuando irrumpió la amena plática de unas madres que habían llevado a sus niños a los juegos del parque del vecindario Héroes de Bransor, sí municipio de Abala también.
El propietario de una tienda de abarrotes, un Ynos Semos, lo vio colapsar en plena calle, luego de que lo corrió de su tienda. Sí, y todo lo anterior fue verificado por el testimonio de la pandilla infantil local; No Monderre, no ese tipo de pandilla, ok, los niños del vecindario, ¿ya querías arrestarlos? ¡Ja! ¡ja! ¡ja! Sus padres te darían una medalla sin duda.
Ahora lo importante Monderre, este tipo no tiene registro migratorio de entrada al planeta pero, tampoco tiene registro fiscal. ¿Puedes creer que no está registrado como ciudadano? Y, aún hay más, agárrate Monderre, el tipo este, Lacroix, no habla Estándar ni ninguno de los idiomas principales de la Unión Galáctica...
Sí, yo mismo lo puse a escuchar, la explicación que le di respecto a la importancia de su falta administrativa, traducida a diez idiomas y no entendió ninguno.
Creo que el tipo es miembro de una secta naturalista, sí Monderre, de esos que viven en comunas aisladas de la civilización y que sus creencias les prohibe usar tecnología, ni electricidad.
De vez en vez sus jóvenes escapan para experimentar la vida de la gran ciudad, sí Monderre, Pete es el aficionado a la cultura, yo no se mucho de estos naturalistas. No obstante, este tipo Lacroix está viejo para ser uno de sus jóvenes fugados y, además, es moreno, no tiene el tipo, ni la fisionomía, de los rubios naturalistas.
¡Ajá! ¡sí! Está bien, ¿entonces eres de la opinión de que el tipo es un idiota que lo echaron a la calle? Mejor, sí, así nos quitamos de encima al tipo. Ahorita mismo me conecto con el hospital público para avisarles que les vamos a mandar a un paciente psiquiátrico.
Bien Monderre en eso quedamos y, dile al cabrón de Talderne que no se vaya a echar para atrás con lo de la comida en el Zilannia. Te veo al rato".
Y el licenciado Klinn presiona el comando de, terminar conferencia, en su tatuaje interactivo. Y, a continuación, le grita a su secretaria:
"Iesi, venga por favor".
Ella se apresura a entrar al despacho de su jefe; es una señora muy recta y trabajadora.
"¿Sí señor?
"Iesi por favor, elabore las formas y descargue como liberado por cuestiones de salud mental al detenido que tenemos en los separos, César Lacroix".
"Sí señor".
"Y luego elabore las formas necesarias para el ingreso, del ahora paciente César Lacroix, al ala psiquiátrica del Hospital Público Central Norte. Te comunicas al hospital..."
"Sí señor".
"Te comunicas y con el folio de la forma, e invocando convenio de colaboración gubernamental, solicitas una ambulancia para su traslado".
"Sí señor".
"Es todo Iesi, ¡ah! y no olvides ingresar esto en la bitácora de la oficina".
"¡Desde luego señor!".
La señora Iesi sale del despacho y se dirige a su escritorio a realizar estas tareas asignadas. Por su parte el licenciado Klinn establece desde su tatuaje interactivo una conversación con el superintendente Baras, mientras ve a través de las persianas hacia la calle.
***
Julian se entera del inminente traslado de César, al ala psiquiátrica del Hospital Público Central Norte, porque Iesi le manda una alerta para que ya no le lleve de comer hoy en la tarde y, el memo acompañante, le da toda la información necesaria para comunicarle a Lumila los particulares de este desarrollo.
Lumila se encuentra en su privado en la planta, está discutiendo con el representante de la empresa fabricante de las bandas transportadoras, las que llevan las cajas de embalaje a los trailers de transporte, ¡ya van tres veces que las mismas se detienen, durante este mes!
El parar la producción, por el cuello de botella generado en estos eventos, tiene un alto costo logístico y monetario, que a todos pone de cabeza.
"Señora, le aseguro que yo soy el primero en sentirme sumamente molesto por estos inconvenientes".
Lumila, como técnica especialista en producción, tiene poder de decisión sobre el mantenimiento a la maquinaria involucrada en el proceso productivo, a pesar de que su título oficial sea solo el de jefa de trituradoras.
"Señor Rolin, sus máquinas, francamente, son una porquería. No tengo ningún problema en ir y recomendarle al consejo directivo que, una vez agotada la vida útil de las mismas, se busque al fabricante de la competencia".
El señor Rolin traga saliva.
"Señora Lumila, no habrá necesidad de tomar medidas drásticas, mire", la voz de Rolin entrecortada por el nerviosismo, "a pesar que ya pasaron dos años y por contrato ya no se puede hacer, le voy a cambiar ambas máquinas de bandas transportadoras por los nuevos modelos PCV-YQ y..."
"Permítame un momento por favor señor Rolin".
En cuanto Lumila se da cuenta que Julian, el guardia, le acaba de mandar un mensaje, ella decide desplegarlo y leerlo en su implante óptico.
"¿Traslado al ala psiquiátrica del Hospital Público Central Norte? " Piensa mientras incrédula asimila esto.
Ella responde el mensaje agradeciéndole a Julian y, resume su entrevista con el representante de la empresa fabricante de las máquinas de bandas transportadoras.
***
Al día siguiente, en el ala psiquiátrica del Hospital Público Central Norte, el doctor Kevinjay sale del elevador acompañado de un joven psiquiatra, que el doctor sumó a su equipo, luego de haber sido sorprendido por su brillantéz, cuando éste hizo sus prácticas profesionales con él.
"¿Entonces los test de inteligencia que le pusiste en la mañana, indican que tiene un alto coeficiente intelectual?"
"Así es doctor Kevinjay, tiene, el paciente, una alta inteligencia matemática y, percepción geométrica también".
"¿100% de score en 80 problemas? ¡Es notable!"
"Así es doctor".
Al pobre César le pusieron a resolver esos aburridos tests de inteligencia, que él mismo aplicó infinidad de veces a analistas que entrevistaba para contratratarlos en su subgerencia de desarrollo de sistemas.
Problemas del tipo: "cambiando de posición solo tres líneas, transforme una cuadrícula en dos cuadrados".
El doctor Kevinjay y su joven protegido llegan al privado del primero.
"¡Buenas tardes doctor!"
Al mismo tiempo, dos jóvenes internistas lo saludan. El doctor Kevinjay es un hombre de mediana edad, calvo y una barba rubia. Sus penetrantes ojos grises le dan una apariencia, que a varios, intimida.
Mientras que al mismo tiempo, lo vuelve sumamente atractivo a las mujeres, como el par de internistas que lo acaban de saludar, con sus brillantes ojos.
Por su parte, Leis Leed, su joven colega, es alto y delgado y, ninguna joven se molesta en mirarlo dos veces. Y esto no le preocupa a Leis, él ahorita está totalmente dedicado a su desarrollo profesional.
El doctor Kevinjay se sienta detrás de su escritorio.
"Leed, este paciente nos fue transferido desde el precinto distrital debido a que no habla ni Estándar ni ninguna lengua conocida y, burócratas tenían que ser, se deshicieron de él inventandole una tara mental. Todo ésto me lo sospeché desde que ellos mandaron la notificación del traslado."
"Doctor, entonces ¿por qué no habla el idioma?"
"Yo que se, será algún migrante ilegal de algún planeta apestoso en la periferia.
Siendo que se trata de un ser humano en perfecto uso de sus facultades mentales, pues, él no tiene por qué estar aquí".
"¿Tramito su descargo entonces doctor?"
"Aún no Leed. Antes y por no pecar de negligente, puesto que vamos a soltar a este individuo de vuelta a la sociedad, quiero hacerle la prueba de su nivel de violencia".
"¿El protocolo Cossa-68?"
"Así es, en efecto. Mañana a las nueve llevalo al escáner tomográfico".
***
César puede deambular libremente en el hospital; lo único que lamenta es que apenas fue ingresado, lo obligaron a vestirse con pijamas, pantuflas y bata. Lo disfrazaron de paciente. Él siempre ha creído que la forma como te vistes influye en el trato que recibes de la gente y, para su molestia, aquí en el hospital así ha sido.
En la mañana mientras desayunaba, antes de que llegara Leed a su habitación con sus ridículos test de inteligencia, una enfermera no solo le limpió la boca con una servilleta sino que, ¡insistió en meterlo a bañar! ¡Por favor! Como si él, fuera un anciano...
Caminando por el hospital César descubrió esta grande y agradable sala de estar, para el contacto e interacción entre pacientes y sus familiares. La sala, en dos de sus extremos, tiene paredes de vidrio y, varias macetas con grandes plantas. No obstante él sí siente la frialdad y temor que los hospitales siempre transmiten.
Esta tarde es fría y entra, por las paredes de cristal de la sala, una muy roja luz crepuscular, misma que proyecta largas sombras. La escena es mentalmente muy fría y tenebrosa, pero César al mismo tiempo admite que tiene cierto encanto y belleza que cautiva a los sentidos.
Hay cientos de personas en esta inmensa sala y, una que otra muy atractiva enfermera acompañando a ancianos, ¿acaso las medias blancas y la minifalda es una constante universal en el atuendo de las enfermeras?
Este anciano y la enfermera se encuentran junto a unos largos sillones negros que rodean una pantalla de TV gigante. La veintena de personas presentes gritan, vitorean y se emocionan viendo un encuentro deportivo. Los atletas visten cascos y armadura y, dentro de un largo foso, se disputan la posesión de una pequeña pelota.
Él se queda a ver el partido.
***
Al día siguiente, Leed pasó por César, más temprano de lo previsto, debido a que así se lo solicitó de último momento el doctor Kevinjay.
Y debido a esto, el pobre César no pudo bañarse ni, tampoco desayunar. Y si faltaba algo para agraviar aún más su dignidad, Leed llegó con una silla de ruedas, para llevarlo por los pasillos y ascensores como si de un anciano inválido se tratara.
Una vez que caes en la esfera de influencia de un hospital, como paciente, el trato del personal en verdad te empieza a cambiar a un minusválido.
Finalmente, luego de un largo recorrido de varios minutos, llegan al laboratorio donde se encuentra el escáner tomográfico.
Leed prepara un par de inyecciones.
"Señor Lacroix, por favor recuéstese en la colchoneta del escáner. No es necesario que se quite su pijama, solo vamos a analizar su actividad cerebral."
César por tono de voz, gestos y ademanes, entiende qué es lo que el joven doctor le está indicando.
"Ahora voy a inyectarle un colorante inerte e inocuo, para que el tomógrafo pueda escanear su cerebro".
Toma el brazo derecho de César y lo inyecta. La segunda inyección la deja Leed sin tocar, sobre una charola metálica. Sin duda esperando algo.
César se queda recostado cerca de media hora, viendo el techo, y todo este tiempo Leed se mantiene ocupado introduciendo comandos y calibrando el equipo. Leed es de esos que escriben dando teclazos fuertes. César lo vio muchas veces en su subgerencia, aquellos que hacen esto, en realidad, solo están fingiendo trabajar.
Finalmente llega el doctor Kevinjay.
"Leed me entretuve con una paciente, dime ¿ya preparaste al señor Lacroix e inicializaste el tomógrafo?"
"Sí doctor".
"Bien. ¿El suero está preparado a 5mg por kilogramo?"
"Sí también".
Kevinjay camina hasta la jeringa en la charola, la toma y se aproxima a César.
"Señor Lacroix, este suero estimula sus áreas cerebrales que responden a estímulos de daño, peligro y agresión. Esta prueba es necesaria para su reinserción, o no, a la sociedad.
Leed, pásame un algodón con alcohol".
Toma el brazo derecho de César y él es inyectado de nuevo. Sin esperarlo, César cae dormido.
El doctor Kevinjay le hace una seña a Leed para que, la colchoneta donde está César, se desplace hasta introducir su cabeza al tomógrafo.
***
César se encuentra con que está con Diana en el VIPs.
"¿Cómo pasó? ¿Qué hago aquí? ¿Qué no nos dejamos de ver hace como seis años?"
Es una fría tarde de un sábado. Las amplias ventanas del restaurante permiten una vista perfecta al, ¡estacionamiento del Wal Mart! pero bueno, es la vida, paisajes citadinos de la Ciudad de México, y estas vistas transfieren cierta tranquilidad por su familiaridad y cotidianidad.
"¿Diana? ¡DIANA! ¡Que gusto verte!"
Esos ojos brillantes detrás de unas largas y muy sensuales pestañas, que hipnotizan a César.
"César, entonces, ¿mañana me llevas al conservatorio nacional de música? Una amiga va a dar un recital y, es muy importante para mi el asistir."
Diana recorre los dedos de su mano derecha, contra la parte superior de la mano de César y luego sobre su antebrazo, y luego con su dedo índice le hace lentos y provocadores círculos, finalmente, le jala los vellos. César ya está totalmente bajo su control y si ella le pidiera ser su chofer por todo un mes, él le diría que sí.
"Ahorita vengo Diana, tengo que ir al baño".
Ella no le contesta nada, solo se lo queda viendo fijamente.
César se siente feliz, al lavarse las manos, se moja el cabello para acomodarselo. Incluso hasta camina de regreso a la mesa tarareando una vieja canción de Simon y Garfunkel.
Pero al llegar a la mesa se encuentra con que Diana se está besando, y manos por todas partes, con un horrible tipo chaparro, medio calvo y barbón.
"¡DIANA! ¿QUÉ HACES?".
"César, vete ¿sí? ¿No ves que estoy con un amigo?"
"Pero, ¡sí estás conmigo! ¡es nuestra cita!"
"Ah, ¡ESO ES LO QUE ME MOLESTA DE LOS HOMBRES! Creen que una es un objeto de su propiedad. ¡Pues no! Fíjate chiquito, yo soy libre, no me gusta que me hagan sentir asfixiada, amarrada. Estás pendejo si crees que me vas a tener así..."
César se despierta muy agitado, sobre la colchoneta, dentro del tomógrafo. Al incorporarse de imprevisto, se golpea la cabeza contra el interior de la máquina.
"Leed, sácalo del tomógrafo y llevalo de vuelta a su habitación".
"Sí doctor Kevinjay. Y bien ¿cómo interpreta las lecturas obtenidas?"
El doctor Kevinjay sostiene un par de impresiones a color en las que, el cerebro de César se ve iluminado con colores amarillo y rojo.
"Como puedes apreciar por la marcada actividad en los lóbulos frontales, así como la nula respuesta en el sistema límbico, este sujeto es definitivamente pasivo y para nada agresivo.
Cualquier cosa haya sido la que él soñó, lo hizo en el rol de víctima.
Leed, después de dejarlo en su cuarto, tramita su liberación inmediata."
"Así lo haré doctor".
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