En esta época del año se sueltan unas ráfagas de viento muy fuertes y todas las hojas de los árboles, de la señora que vive justo enfrente de la casa de Alejandro, se esparcen a las casas vecinas.
Esta señora es muy clasista, grosera y, se siente una doña millonaria. Debido a esto, Alejandro la apoda 'Doña Florinda'. Ella se siente superior, a pesar de vivir en la misma 'vecindad' que los demás.
Para una muestra de como es de grosera esta señora cabe mencionar lo que le sucedió al profesor Castro, vecino de ella.
El profesor Castro es el abuelo de Sandra, la adolescente que le gusta a Alejandro. Este señor, y la 'Doña Florinda', son de los vecinos que originalmente se mudaron, hace más de 30 años, en este fraccionamiento cuando fue establecido.
A pesar que durante todos estos años él y esta señora se saludaron, por cortesía, respetuosamente; el profesor Castro un día que coincidió con que ella, estaba saliendo del garage en su camioneta, él se aproximó a ésta para pedirle de favor, que los autos de su familia no los dejaran invadiendo el terreno propio de su casa, ya que cuando sus hijos van a visitarlo y, al ser su casa muy pequeña, estos no tienen donde estacionarse.
Pues esta mujer muy groseramente y olvidándose de tantos años de ser vecinos, le dijo que de la puerta de su casa ya empieza la calle y molesta y sin despedirse, arrancó a gran velocidad.
***
El papá de Alejandro agarra el recogedor, la escoba y un gran bote de basura, que siempre está apartado para echar en éste el pasto y las ramas que se podan del jardín.
Alejandro se da cuenta y le pregunta:
"¿Qué vas a hacer?"
"¡La vieja de enfrente! Jamás poda sus árboles y ya se nos vinieron todas las hojas secas a nuestra banqueta".
"Yo lo hago, déjalo. No es conveniente que la gente te vea barriendo, ya ves como todo mundo es clasista y chismoso".
En la familia de Alejandro son de la filosofía de "manos a la obra". Ellos mismos podan el césped, pintan la casa, barren la banqueta, lavan los autos. No adoptan poses de superioridad social.
A Alejandro se le quedó muy grabado el escándalo y chisme que le hicieron a su papá, su hermano Rogelio y su esposa María (tíos de Alejandro.)
Sucede que, siendo Alejandro un niño, la tía María habló a la casa y Alejandro contestó y ella preguntó por su papá. En esa época, ambas familias estaban muy cercanas y Rogelio invitaba a su hermano a una carne asada cada domingo.
Ese convivio con tíos y primos, Alejandro, lo disfrutaba mucho y Alejandro sentía identificación y lealtad a ese grupo familiar extendido y, él les dio, en su mente, la etiqueta de "familia". Pero la traición, narrada a continuación, le causó disonancia cognitiva y desencanto.
Para Alejandro fue de lo más natural el compartirle algo íntimo a su "tía" María cuando ella preguntó por su papá:
"Ahorita te lo paso, está lavando los trastes del desayuno".
En ese momento, ella solo se limitó a invitarlos a la tradicional carne asada de un domingo futbolero.
Fue hasta tiempo después que en la familia de Alejandro se enteraron de la burla, sorna y sensacionalización del "mandilón Alejandro" que Rogelio y su esposa habían estado haciendo con el resto de la familia, los vecinos de ellos y, en el trabajo.
Ruin y asquerosa traición de la confianza y cariño extendido a estos seres bajos.
***
En verdad la banqueta está exageradamente cubierta de hojas secas, pareciera que el viento conscientemente las sopla hacia su casa.
Cuando finalmente termina de barrerlas, el bote de basura está lleno hasta el tope.
"¿Se llenó todo el bote Alejandro?"
"Si, ¡mira!"
"Déjalo afuera, en la noche 'Doña Florinda' va a pagar".
El papá de Alejandro, todas las noches a las once, saca a la banqueta el bote de basura, con la última bolsa generada en la cocina y luego le echa llave al portón a la calle y a la puerta principal.
En esta ocasión, toma el bote lleno con hojas secas, se atraviesa sigilosamente y va y lo vacía a la entrada de la casa de 'Doña Florinda'.
Ojalá el viento no arroje a las hojas de vuelta a su casa.
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