sábado, 17 de diciembre de 2016

Arrebatado, parte 10

César se adapta a su nueva vida, mientras la rutina hace que los días se sucedan uno tras otro.

Con Lumila llegó a un arreglo mutuamente benéfico para ambos. Él dejó el sillón de la sala y se mudó al cuarto de servicio en la azotea. A César le entusiasmó mucho; es un cuartito pero tiene WC y regadera propios. Y lo mejor: está independiente de la casa.

Él con sus llaves llega de la calle, atravieza el jardín y haciendo uso de la escalera de caracol sube a la azotea. César se convirtió así en inquilino de Lumila y le va a pagar a ella, en cuanto le empiecen a depositar su sueldo de la planta, una renta.

El cuarto de servicio estaba lleno de pared a pared y del piso al techo, con décadas de objetos guardados por el padre de Lumila. Cuando César bajó todo esto al jardín se formó una gran pila. Lumila solo los revisó con la vista y, lo único que decidió conservar fue un telescopio y un par de binoculares.

Ella no comentó nada pero César se imaginó que padre e hija deben de haber pasado muchos atardeceres y noches observando el firmamento juntos.

Lumila le mandó un mensaje a un comprador de artículos usados y el tipo le pagó a ella una ridícula suma, pero el objetivo era deshacerse de toda esa basura.

Luego, César le pidió un préstamo a Lumila para comprar pintura y una cama para su cuarto. También compró pintura de esmalte para pintar la escalera de caracol. A primera vista, ésta se ve firme y, la corrosión de los años no se ve que la haya debilitado.

***

Sisco Benn desde niño se interesó por las computadoras. La primera vez que, cuando niño, tomó el control de una consola de videojuegos y, se sentó frente a una pantalla a controlar a un carácter, a lo largo de niveles y enfrentando enemigos, su destino se definió.

¿Cómo es que yo puedo controlar al personaje en el videojuego? y ¿cómo se crea un videojuego? Fueron las dos preguntas que lo iniciaron en el aprendizaje de la informática.

Claro, lo que para Sisco fue una revelación mística, para sus padres significó un dolor de cabeza económico. Desde tenerle que comprar la cara consola de videojuegos como la del vecinito, pasando por comprarle docenas de descargas de libros de computación hasta pagarle los primeros semestres de la ingeniería en sistemas, antes de que él empezara a trabajar.

Pero lo que esta profesión le regresó fue muy satisfactorio. Desde una remuneración económica por encima del resto de la empobrecida población hasta, poder tener la capacidad económica de poderse casar.

***

Sisco termina de desayunar y poniéndose de pie se toma de un trago el resto de su jugo de fruta; luego camina hasta su esposa que está en la repisa terminando de preparar el desayuno para sus dos hijos, quienes aún no se levantan para ir a la escuela.

Sisco la toma por la cintura y le intenta dar un beso en el cuello, pero ella no se deja y le da un codazo para zafarse su abrazo.

"Cadana, ya me voy a trabajar".

Pero su mujer no le responde ni lo voltea a ver. Ella está hastiada por la rutina y su vida que no va a ningún lado. Cuando se dio cuenta, ya era esposa, ama de casa, madre y, grande de edad. El tiempo se fue volando y todos sus sueños e ilusiones solo quedaron en la imaginación.

***

Sisco desde que tomó a César bajo su cargo, para capacitarlo según le ordenó la ingeniero Dani Zel, ha entablado una cercana amistad con César.

Esta mañana Sisco al pararse de su cubículo, para ir por un café que lo ayude a mantenerse despierto, notó que César estaba muy ocupado y concentrado capturando certificados de envío. Esto, Sisco sabe, es una tarea sin fin, los envíos son permanentes. Así que al regresar a su terminal Sisco decide molestar a César.

En la línea de comando, usando el servicio de mensajería instantánea, del sistema operativo, Sisco le manda a César:

"Veo que estás muy ocupado, concentrado como un dramaturgo, pero se nota que estás fingiendo, y solo te estás haciendo tarugo".

Le toma unos minutos a César el atender el mensaje, pero en cuanto lo lee, se pone de pie y volteando a ver a Sisco le hace ademanes significando: "ahorita vas a ver".

"¿Qué le contesto a este canijo?" piensa César y se pone a improvisar. tomando un insulto, una palabra que rime con éste y luego mentiéndolos ambos en un verso:

"La seguridad del sistema
la proteges con cerrojos,
pero te dedicas a eso,
porque eres un aburrido cuatroojos".

Sisco recibe el mensaje de César y, lo lee con mucha gracia, "cuatroojos, como en la escuela... A ver, se me ocurre..."

"Llegaste de las montañas,
diciendo que eras un programador,
pero se me hace que algo ocultas,
y solo eres un hablador."

Al leerlo, César se puso serio, ya que este verso dice toda la verdad, bueno, salvo que él no llegó de las montañas. Pero, ni hablar, la historia que él y Lumila inventaron, por inverosímil, se presta a este tipo de comentarios y, es algo con lo que César va a tener que vivir, toma un profundo suspiro y, volteando a mirar a Sisco le hace una seña acusatoria con el dedo índice para luego, genuinamente, soltar una carcajada.

***

El crucero translumínico interestelar sale del salto sobre el planeta Deacce. Este mundo es el centro de procesamiento y distribución usado por la compañía, para reenviar cargas a decenas de mundos habitados en el universo conocido.

Sobre la mesa de navegación el comandante Jolmos revisa la carta estelar de navegación, perteneciente al cuadrante local donde se encuentra la estrella primaria de Deacce.

"Llegamos quince minutos estándares antes comandante, el hacer uso de los nodos gravitacionales para propulsarnos es un toque de genialidad.

Cuando usted publique el marco teórico de su hallazgo, sin duda le darán la presea Nemits de ciencias físicas."

Luego adoptando un lenguaje informal, que solo la amistad de décadas permite, el coronel Craig le dice al comandante Jolmos, en un tono bajo de voz, para que nadie más en el puente de mando escuche:

"Enkim, es una hazaña científica, tu nombre estará a la par de Sella, Fionua y Tereg".

Frotándose la cara, con su mano izquierda, producto del cansancio que lo aqueja, el comandante Jolmos agradece a su oficial ejecutivo y amigo:

"Gracias Trod. Ahora abre comunicación con la capitanía de puerto para que nos asigne las coordenadas de desembarque así como el turno".

Y el coronel Trod Craig adoptando de nuevo las formas propias de la marina mercante le responde, reconociendo las instrucciones recibidas.

"Sí comandante, enseguida.

Por cierto, le entrego por impreso el correo electrónico que envió, antes de dejar el mundo de "las algas en polvo"".

Con su tono de voz, el coronel Craig entrecomilla esta última frase y, a continuación muestra preocupación al notar el rostro de sorpresa y luego de maldición del comandante Jolmos.

"¡Maldita sea! ¿Cómo sucedió esto?"

"¿Qué es Enkim? ¿qué sucede?"

Inclinándose sobre la mesa de navegación, sumamente exasperado y con la cara roja, el comandante Jolmos le responde a su oficial ejecutivo:

"Trod, antes de partir del hoyo ese, del planeta de algas, en mi camarote me puse a revisar el manifiesto de carga, e hice unas anotaciones personales, respecto a la verdadera procedencia del polvo de algas.

Pero estas malditas computadoras del infierno, no se cómo terminó siendo enviado el manifiesto con mis anotaciones, adjunto todo en un correo electrónico."

"Bueno Enkim, ¿qué puede tener de malo un simple manifiesto de carga y unas anotaciones técnicas?"

“¿No lo leíste? el correo..."

"No Enkim, pensé que habías enviado el manifiesto de carga solo como un adjunto informativo a la capitanía de puerto del mundo alga.

Aunque sí me pareció raro, ya que nunca lo haces, al ser el manifiesto de carga emitido por la compañía antes de cada viaje.

¿Qué comentaste en tus anotaciones Enkim?"

"Toma Trod, leelo por ti mismo".

Con desgano y muy enojado, consigo mismo, el comandante Jolmos le extiende el correo electrónico impreso a su oficial ejecutivo.

El coronel Craig toma la hoja impresa y entrecierra sus ojos para poder leerla, la iluminación roja del puente sumada a sus sesenta y tantos años de edad, le dificultan sumamente la lectura.

Trod murmura leyendo el manifiesto de carga, solo se entienden algunas de sus palabras aquí y allá:

"buruburu, DESLIZADORES bururu TONELADAS burururu ALGAS"

Pero cuando llega al párrafo donde el comandante Jolmos anotó al margen con el stylus y, el procesador de textos lo agregó al cuerpo del texto, Trod Craig suelta su peculiar risa de, cuando él se sorprende:

"¡Guou! ¡jo, jo, jo, jo!"

Y a continuación lee, en voz clara, las anotaciones del comandante:

"Ja, ja, ¿algas? Si tan solo estos indios supieran que 'las algas' son cualquier tipo de animal y vegetal de su biosfera".

"Cielos Enkim, ¿de qué te preocupas? El que el producto de algas en polvo, en realidad son animales y la vegetación de ese miserable mundo, todos en la compañía lo saben. Y los indios esos están confinados en regiones que no pueden abandonar.

No es como que fueran a viajar al interior del continente y darse cuenta de las zonas que han sido reducidas a rocas desnudas".

El comandante Jolmos, aún molesto consigo mismo, está mirando fijamente, a través de la gruesa ventana del puente, hacia el sereno fondo de las estrellas.

Algo que instintivamente hace en momentos de presión.

El inmenso universo, tan ajeno a los ridículos e insignificantes problemas de los seres humanos. Ese universo que tuvo toda una eternidad para surgir, selección natural del mejor de los universos posibles.

"Trod, no entiendes. En la superficie del mundo alga, en las oficinas de la compañía, trabajan nativos como asistentes de oficina. Una secretaria nativa puede imprimir el correo electrónico y leerlo.

Y todo por una indiscreción mía, ¡imperdonable en un comandante de carrera! ¡por hacerme el gracioso como si fuera un grumete principiante".

"¿Y qué piensas hacer Enkim?"

"Ahorita mismo voy a bajar en persona a los cuarteles generales de la compañía y, explicarles lo que hice."

jueves, 1 de diciembre de 2016

Arrebatado, parte 9

Lumila, como jefa de trituradoras, simplemente notificó al área de recursos humanos que había contratado a un técnico en sistemas para que fuera el enlace entre trituración y embarque.

Dani Zel es la gerente del área de sistemas de la planta y, en su cubículo, mismo que cuelga como el nido de un ave en lo alto de una estructura metálica a la que se accede por un par de juegos de escaleras metálicas, ella está hablando con Lumila y César.

"Lumila, tu protegido estuvo detenido y luego internado en el psiquiátrico".

Los ojos de Lumila se llenan de ira ante el entrecomillado verbal que Dani Zel le puso a la palabra: protegido.

Sus subordinadas y compañeras en la planta, así como los vecinos de su colonia, chismean a sus espaldas sobre su interés verdadero al ayudar y acoger a este hombre en su casa. Lumila ha notado todo esto, y sufrido las burlas de los niños al caminar ella por la calle.

Ya ni siquiera el aura de prestigio de su fallecido padre, como un funcionario público de importancia en el gobierno en la sección noroeste, la protege de este hostigamiento.

"Eso se debió a que, al ser César un naturalista de las llanuras, no cuenta con documentos de identidad ni hablaba Estándar. ¡Dile César!"

"Así es ingeniero Zel. Abandoné mi comuna, buscando una vida mejor".

Dani Zel, quien no es ninguna tonta, siente que este par le están diciendo mentiras y detecta la obvia contradicción de que exista un naturalista experto en sistemas de información y agarrándose de eso increpa a César:

"¿Y como un naturalista que vive en la edad preindustrial domina la ciencia de sistemas?"

Pero para fortuna de César, en su ya lejano México, existen, o existían, los menonitas y, se sabe de sus jóvenes que abandonan a sus comunidades y de los relatos que llevan consigo.

"Si tan solo usted pudiera ver la gran cantidad de cosas que los jóvenes meno... ¡naturalistas! contrabandean hacia el interior de las comunas: alcohol, pornografía, radios, libros, computadoras y generadores eléctricos..."

Dani Zel con una mirada hostil y, todavía, mostrando escepticismo en su rostro les dice:

"Está bien. César, puedes quedarte a laborar en la planta como técnico en sistemas en el área de trituradoras. Es más, de una vez te voy a mandar con Sisco Benn para que comiences tu capacitación."

"¡Gracias ingeniero Zel!"

César le agradece y luego voltea a ver a Lumila. A pesar de la frialdad, que ella se esfuerza en proyectar, César puede ver el brillo de alegría en sus ojos y, él le sonríe.

***

Luego de tres largas horas de estar sentado frente a la computadora, recibiendo la capacitación de parte del técnico Sisco Benn, César al fin tiene un receso, mismo que aprovecha para comer un sándwich, el cual le fue dado bajo promesa de pago futuro por Rafah, otro técnico de la planta que complementa su salario vendiendo lunches y refrescos. Al ser el primer día de trabajo de César, Rafah tuvo a bien darle el sándwich, sabiendo que solo hasta la quincena va a tener dinero.

Mientras se sienta, frente a la computadora a comerse el sándwich, él piensa en Lumila, la grandota, seria, tosca Lumila. Su, por accidente, roomie. ¿podría algo surgir entre ellos?

Bueno, ella no es de su tipo, a él le gustan chaparritas, lo que le hace recordar a su padre y como era metiche con respecto a las novias que él tenía.

Por ejemplo, en la preparatoria, César se enamoró de una compañera: Alys. Él se enamoró, pero nunca pasó todo de un amor platónico y, una cercana amistad.

Y había algo más, Alys estaba aquejada por un terrible padecimiento: sufría incontinencia.

El descubrir que ella sufría de este problema lo llenó de ternura hacia ella. Y se empezó a acercar a ella, a invitarla a ir a la cafetería, a salir el fin de semana al centro comercial.

César siempre tuvo la inquietud sobre si podía divisar la forma del pañal de adulto bajo la amplia falda de ella o si podía oler el pañal, no, ¡no eso!, sino el olor plástico del material que lo conforma, como cuando uno lo percibe ese olor al pasar por el pasillo de los pañales en el súper.

César la recuerda con agrado a Alys, su piel blanca, su cabello negro y su cola de caballo. Su rostro era muy estético y agradable a la vista.

Un domingo cuando regresó a casa, luego de haber ido a dejar a Alys a su casa, tras una salida al centro comercial, su padre le preguntó si la niña con la que estaba saliendo era bonita. César, con mucho entusiasmo le describió como era ella, su aspecto físico, su inteligencia en la escuela.

Pero los humanos tenemos el instinto nato del chisme. Y es así como César le contó a su padre que Alys padecía de la vergonzosa incontinencia.

El padre de César hizo de inmediato una gran cara de sorna, de burla y se empezó a reír y, con voz entrecortada por las carcajadas, le dijo:

"No te preocupes mijo, traela a la pinche vieja a la casa y yo te la corro para que te deje en paz".

César extremadamente apenado y mortificado, por haberle hecho esta revelación a su padre, ya no volvió a frecuentar a Alys.

***

En el puerto espacial de Ciudad Capital largas filas de tráilers congestionan las carreteras de acceso. En los hangares, los contenedores transportados por los camiones son cargados en paletas de carga para llevarlas a las bodegas de carga de las gigantescas "golondrinas", los deslizadores.

Una vez llenos, unos cincuenta de ellos se elevarán por los cielos para acoplarse con el carguero translumínico interestelar. Mismo que al alejarse de la atmósfera terrestre, saltará por el hiperespacio hacia su destino.

"¡Hola Manel! ¿Cómo te va?" "Xela ¡que gusto verte! Todo muy bien gracias. Ya tenía varios días que no coincidíamos." "¿Que friega, verdad? Nos hacen bajar del tráiler y que esperemos durante horas aquí afuera bajo el sol, hasta que lo descarguen, para que finalmente nos lo regresen". "Sí Xela, estas medidas de seguridad de los espaciales más bien me parece racismo hacia nosotros." "¿Has visto un espacial? Nos consideran tan poca cosa que ellos ni siquiera bajan de sus cargueros translumínicos interestelares a ensuciaese sus caras ropas y, todo lo automatizan por lo tanto".

***

A bordo del carguero translumínico interestelar, en cada puerto de acoplamiento de los deslizadores, en la superficie en forma de cono invertido, las gigantescas 'golondrinas' abren sus bodegas de carga para descargar los contenedores del preciado producto del mundo de abajo. Tonelada tras tonelada de polvo de algas, en sus cajas y contenedores de flete es apilada en el piso del inmenso hangar, bodega, y hay cuarenta y nueve más de estos en el carguero translumínico interestelar.

Todo se realiza de manera automática, las golondrinas son drones, montacargas robot descargan y apilan los contenedores.

Solo en el puente de mando del carguero translumínico interestelar hay una tripulación de cinco espaciales. Descendientes de personas que hace siglos dejaron el mundo para colonizar las estrellas.

El comandante se dirige a su oficial operativo:

"Coronel Creig, ¿cuánto tiempo antes de que podamos abandonar este hoyo asqueroso?"

"Noventa por ciento de los deslizadores ya han regresado. La computadora estima cinco horas aproximadamente antes de que podamos partir".

"Bien coronel Creig, hágase cargo de las operaciones de partida y del salto. Me voy a retirar a mi camarote. Cualquier contratiempo o emergencia contácteme de inmediato".

"Sí comandante".

En su camarote privado, el comandante Jolmos está revisando en una terminal el manifiesto de la carga:

"Cargamento de algas marinas en polvo", él lo subraya con su stylus y anota al margen:

"Ja, ja, ¿algas? Si tan solo estos indios supieran que 'las algas' son cualquier tipo de animal y vegetal de su biósfera".

Suena el tono de su intercom y el comandante Jolmos al intentar minimizar la ventana del manifiesto, inadvertidamente lo reenvía, con todo y su anotación.

El correo electrónico termina siendo enviado a la planta de 'algas' en el sector Noroeste en el distrito de Abala...