martes, 18 de julio de 2017

Arrebatado, parte 20

De uno en uno, o en parejas, empiezan a llegar los miembros de la célula de resistencia de Wat, a la bodega de calzado de obrero, para una reunión más.

Dani y Lumila llegaron antes que César, a quien al verlo llegar solo Dani le tiene que reclamar su 'grosería' de no haber traído a Oskar.

"Dani, ¡no te enojes! Hoy en la mañirana él salió muy temprano, me dijo que iba ir a la colonia Macadú a aplicar a un trabajo para técnico de instalación de redes y, cuando le pregunté si iba a venir a la junta me dijo que sí, que ya tenía el mapa para llegar, muy estudiado".

"¡Pero César! Un hombre como él, que es culto, ¡va a levantar sospechas! Cualquiera que lo vea caminando solo en esta zona industrial va a sospechar de él".

César frunce el ceño y se sienta junto a Lumila; Dani ya no tiene nada más que decir y solo se le queda viendo con angustia en su rostro.

César no ha intentado nada con Dani, aunque sí se siente atraído hacia ella, no únicamente por su exótica belleza negra, sino también por su inteligencia y personalidad.. Y es por eso que le perturba la más que obvia atracción de ella hacia el aburrido e insípido Oskar.

Karai se acerca a Dani y Lumila, llevando un tupperware cubierto por una servilleta de tela.

"¡DANI! ¡Hola!, ¡Lumila!" Y las saluda a ambas con beso en la mejilla; y descubriendo el tupperware les dice:

"Miren, traje galletitas que yo misma cociné".

Dani toma tres galletas y le pasa el tupperware a Lumila, quien toma una galleta con el mismo desagrado como si estuviera cogiendo una babosa, luego se lo pasa a su vez a César, toma varias galletas y dándole las gracias le regresa el tupperware a Karai.

"¡Están deliciosas Karai! ¿Puedo tomar más?"
"¡Desde luego Dani!"

César está absorto escuchando esto cuando siente una palmada amigable en la espalda, es Ibtin quien lo saluda rápidamente antes de dirigirse hacia el fondo de la bodega donde se encuentran Wat y Leert.

"¡Hola César! Me da gusto verte de nuevo, voy de prisa a comentarle algo importante a Wat".
"¡Igualmente Ibtin!

A varios metros de distancia César no puede discernir que discuten Wat, Leert e Ibtin, pero nota que Wat adopta un semblante muy serio al sacarse del saco que trae puesto un radio y darle instrucciones alguien.

César piensa que es algo muy inteligente, el usar radios. Los mensajes del implante óptico pueden ser fácilmente interceptados.

Wat ahora hace señas y grita para imponerse sobre el ruido blanco de gran cantidad de conversaciones.

"¡ESCÚCHENME! Tenemos que abandonar la bodega inmediatamente".

Todo es silencio ahora, ante la preocupación causada por este anuncio.

Cuando de repente se abre lentamente la puerta de entrada a la bodega, entrada abandonada por necesidad por Ibtin, al tener que irle a comunicar a Wat la información que le acababan de transmitir.

Es "Oskar Drummer" quien se asoma y amigablemente saluda.

"Hola amigos".

Todos fijan su mirada sobre él. De repente su rostro cambia cuando grita:

"¡SOBRE ELLOS!"

'Oskar Drummer' se cubre el rostro con una mascarilla de oxígeno e inmediatamente varias latas de gas lacrimógeno son disparadas al interior de la bodega. Estas golpean cabezas, pechos y espaldas de la ahora histérica multitud.

Aquellos que recibieron su golpe en la cabeza mueren instantáneamente.

Una veintena de tropas de asalto, en armadura de combate realizan el asalto a la bodega, divididos en varios grupos.

Un grupo de cinco son los que entraron por la puerta principal, lanzando los mortíferos botes de gas lacrimógeno, tras la orden de Magno Jagger.

Otro grupo se descuelga de los tragaluces, estos bajan en rapel descargando sus armas automáticas. La mayoría de los miembros de la resistencia de Wat caen abatidos bajo la lluvia de balas.

El resto de las tropas cubre el perímetro, para evitar que nadie se cuele por ventanas o salidas alternas.

César con horror ve como Wat cae muerto de un balazo en la frente; sus hombres, Leert, Ibtin, tratan de huir pero también caen. El humo lacrimógeno les confiere una belleza tétrica a los punteros láser, mismos que al posarse sobre espaldas, pechos o cabezas son como un beso de la muerte al que luego sigue un certero balazo.

Él escucha los gritos de terror de las mujeres y se arrastra hacia Dani, quien con su cuerpo cubre a Karai.

"¡Dani! ¡DANI! ¿ESTÁS BIEN?"

Pero al moverla por el hombro se da cuenta que ambas están muertas.

"¡NO!"

Su vista se nubla, más que por el gas lacrimógeno, por el dolor al ver el cuerpo sin vida de Dani.

Una brusca y pesada mano lo sujeta por un hombro y lo jala hacia la salida. Es la grandota Lumila que con gran tino vació una botella de agua en su pañoleta de trabajo y con ésta se cubre el rostro. Agarra una lata de gas lacrimógeno, aún humeante y la lanza a la salida. Y luego como corredor de fútbol americano carga hacia la salida, llevando a César detrás de ella.

A ella se le ocurre coger un par de sillas metálicas plegadas, por su enorme marco corporal esto le resulta fácil, y con ambas abanica y golpea a un par de soldados de asalto, quienes fueron sorprendidos, gracias a la pantalla del gas lacrimógeno.

Lumila y César corren por sus vidas y logran perderse en las calles de la zona industrial.

***

Una vez que todo ha terminado, Magno Jagger entra a la bodega, todavía sosteniendo la máscara de oxígeno contra su cara. Entra caminando con gran aplomo, exuda satisfacción. A gritos dirige y da órdenes a las tropas de asalto.

"¡Tú allá! ¡Voltea ese cuerpo! quiero verle el rostro".

Se acerca y con burla piensa:

"Bueno, éste ¡ya no tiene rostro!"

Uno por uno checa cerca de una veintena de cuerpos. Como quien ve a un insecto aplastado, así mira el cuerpo de Wat.

"¡Excelente! La célula terrorista y su líder ¡aniquilados!"

Pero la satisfacción de Magno Jagger se va agriando lentamente, al ir revisando cada uno de los cuerpos va concretándose en su mente la certeza de que falta el premio principal de su cacería.

"¡INÚTILES! ¡FALTA EL CUERPO DE CESAR LACROIX! Así como el de la gigantona que lo cuida. ¡MALDICIÓN!"

Se le aproximan los soldados que fueron superados por Lumila.

"Señor, el gas lacrimógeno nos bloqueó la vista y esa mujer nos sorprendió golpeándonos con un par de sillas..."

"¡MAÑANA USTEDES ESTARÁN VIGILANDO UN CENTRO COMERCIAL!"

Magno introduce comandos en su tatuaje interactivo y grita al canal de comunicación establecido.

"¡Quiero un helicóptero peinando el área industrial de inmediato!

¡Los objetivos Lumila Tusiva y César Lacroix andan huyendo!"

Se voltea para dirigirse al líder de las tropas de asalto, mismo que se le acercó para reportar el resultado del operativo.

"¡Capitán, limpie este tiradero! y. ¡Este par de inútiles transfieralos a la policía bancaria industrial!"

Y Magno Jagger, se retira, a continuación, muy enojado. ”

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