sábado, 22 de noviembre de 2014

Baco se manifiesta.



Los chamanes tienen una visión animista de la naturaleza, identifican cada planta, cada roca, y cada cerro con un espíritu. Algunas plantas, para ellos, son maestros y guías.

Roberto Jiménez ha terminado un pesado día laboral más, todo el día sentado frente a la pantalla del ordenador, otorgando y modificando roles a los distintos usuarios del sistema del cual él es el ingeniero responsable. Roberto ve su reloj, nota que son las 8:16 de la noche, estira los brazos y bosteza antes de tomar el teléfono.

-”Wendy.” -Ella es su esposa, analista de sistemas y, que como él, trabaja en la misma subgerencia de desarrollo de sistemas. -”Hola amor, nada más, deja apago el equipo, recojo mis cosas y paso por ti para ya irnos.” -”OK, te espero.” -Él le contesta, cuelga y se levanta para ir hacia el privado del ingeniero Eduardo Martínez, su superintendente. Llega y toca la puerta de aluminio, que, aunque siempre abierta, él por cortesía no entra para no interrumpirlo.

-”Lalo, la asignación de roles a los usuarios de la migración del sistema de gestión de manejo de materiales ya está completa, para que le hables a Rebeca e inicien las pruebas. Si no se te ofrece nada más ya me retiro.” -”Perfecto Roberto, bien hecho que bueno que esto ya quedó, ahorita le marco a Rebeca para que mañaba temprano ponga a su gente a probar los roles en el server de certificación, no tienen porque haber mayores problemas y los cambios que siempre se les ocurren van a ser mínimos, no creo que tengamos que venir el fin de semana a estar aquí guardados.” -”¡No! Calla boca.” -Roberto se pasa la mano por el poco cabello que le queda al imaginarse la posibilidad de pasar otro fin de semana en la oficina. Eduardo sonríe ante el gesto apurado de Roberto y le dice: -”Ya vayanse a descansar tú y Wendy; estamos dejando aquí nada más la vida a lo menso.”

Roberto y Wendy van abordo de su automóvil rumbo a casa, “Que rico, al fin a casita.” -Wendy bosteza y estira sus piernas contra el piso del auto. Ella juega con la sintonía del radio y pone la estación de música clásica; pero esta estación, al ser del gobierno, ya en su mayoría solo transmite aburridos programas de propaganda y adoctrinación, como el que ella adivina que está en ese momento, al escuchar unas cuantas frases referentes al cuento del “cambio climático”, y Wendy decide mejor regresar a la estación de las noticias. Al voltear a ver a su marido, lo nota con una cara de malestar.

-“¿Qué tienes amor, fue un día difícil?” -”Sí estoy cansado, y, pués la verdad me he sentido muy mal, ¿Sabes? Ya llevo tres días estreñido.” -”!Ay amor!, ¿Cuántas veces te he dicho que te tomes tres botellas de agua al día?” -”¡Eso es publicidad para vender agua!, el cuerpo solo necesita lo que el mismo organismo te demande,” él le contesta. -”Mmm, Beto... Ahí en el cajón de la cocina, abajo del de las medicinas puse la bolsita de pasas que compré la otra vez, al legar a casa, ponselas a un yoghurt, y te lo comes todo.”

Después de bañarse, Roberto baja a la cocina, recordando el consejo que Wendy le dio de comerse pasas para ayudar a su digestión, abre el segundo cajón y remueve el alambre del pan que cierra la bolsa, se echa un puñado en la palma de la mano izquierda y se sienta en el desayunador a ver la televisión; peleas viejas de la MMA en un canal de deportes. Viendo una pelea (que por cierto a pesar de que a primera vista una pelea de MMA parece ser brutal es, en realidad, menos violenta que un combate de box) se acaba todas las pasas. Roberto se levanta, apaga la tele, la luz de la cocina y sube a la recámara a acostarse junto a Wendy.

Wendy ya duerme profundamente, el trabajo los deja totalmente exhaustos, él muchas veces piensa que la rutina los ha transformado de amantes a una especie de hermanitos...

Esa noche, Roberto dormido, siente bastante incomodidad, su estómago ha producido muchos gases y él siente fuertes retortijones. La inflamación que siente, lo despierta, ve el reloj despertador, son las seis de la mañana menos diez minutos. -”Malditas pasas, me cayeron mal.” -Piensa.

Y es ahora que siente un gas que le sube por el esófago hacia la garganta, Roberto asqueado lo exhala y la sorpresa lo invade, con ojos saltados mira como sobre la cama, a escasos centímetros encima de él, un ente espectral, de color rojizo se forma, lo último en salir de su garganta serían los pies de la criatura, esto es, si tuviera. Roberto puede discernir que se trata de un ser humanoide con cabeza de insecto; el ente rota, en su eje vertical, para quedar cara a cara contra Roberto, el ser hace un gesto de impulso con sus extremidades correspondientes a sus brazos y se proyecta contra el techo desapareciendo.

Roberto se sienta sobresaltado y despierta a Wendy, ella con voz quejosa le pregunta: “Beto, ¿qué haces?” Mientras Roberto se pregunta si eso fue un sueño, o una pesadilla, “¡Que sueño tan real!” Piensa.

Si Roberto tuviera conocimientos chamánicos sobre los espíritus de las plantas, sabría que el espíritu de la uva se le manifestó.

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