sábado, 1 de noviembre de 2014

Pirañas terrestres de Alabama



En el siglo XIX cuando la expansión anglosajona hacia el oeste de norteamérica, los pioneros viajaban con sus mascotas también, muchas damas europeas gustaban de perros pequeños, como compañía. El favorito de ellas era el caniche, o llamado también french poodle.

Muchos de estos french poodles escapaban o eran inadvertidamente extraviados, y es así que en el territorio conocido hoy como Alabama, en sus amplios valles, se dio orígen a una gran población de french poodles ferales.

A principios del siglo XX cuando los ataques al ganado se volvieron críticos, debido a la pérdida económica sufrida por los distintos rancheros víctimas de ellos, se envió un destacamento de caballería del ejército de los Estados Unidos a darles caza. Fotografías en los periódicos de la época muestran a rancheros y curiosos posando junto a esqueletos limpios de vacas, y testimonios informan que en cuestión de minutos una jauría era capaz de dejar en los huesos a un toro.

Los soldados tuvieron literalmente un día de campo cazando estas feroces bestias, y adornando su indumentaria militar con la piel lanuda de los poodles. Los ataques al ganado fueron aparentemente detenidos para siempre; pero es imposible que la caballería haya exterminado a todos los poodles ferales.

En la amplia, y triste, tradición de asesinos seriales en los Estados Unidos, es normal que en Alabama la policía tenga reportes de docenas de personas desaparecidas al acampar o viajar de aventón. Regularmente se encuentran restos oseos de personas, en un caso del año 1983, lo único hallado de un joven amante de los paisajes naturales, Charles Burnhill de 19 años, en un viaje de fin de cursos y armado con su caro equipo fotográfico, fueron los huesos de la parte inferior de las piernas saliendo de sus zapatos tenis y la parte superior del cráneo. El resto del cuerpo es como si simplemente se hubiese evaporado. (Y la cara cámara también...)

En otro caso muy famoso por lo trágico del mismo, en el año 1998, un niño de cuatro años de edad, Francis O'Keaffe, caminaba detrás de su padre en un sendero en el parque nacional conocido como Trail of Tears National Historic Trail (traducido algo así como parque nacional histórico el sendero de lágrimas, lugareños afirman que se llama así por la preocupante cantidad de personas que a lo largo de las décadas se han prácticamente esfumado en el aire en ese sitio, históricamente se le llama así por los nativos ahí exterminados por los blancos.)

Thomas O'Keaffe Jr el padre del niño desaparecido relata que a media hora de iniciada su caminata por uno de los senderos, el pequeño Francis caminaba a no más de 5 pies de distancia detrás suyo (menos de 2 metros) y que en cosa de unos cuantos pasos mientras él se distraía viendo hacia adelante, cuando vuelve a mirar a su hijo, este había desaparecido.

El caso se torna misterioso cuando, ya emprendida la búsqueda por parte de la policía del parque nacional, y los samaritanos voluntarios, se entra en contacto con un par de hombres que informan que ellos se encontraban sentados en unas rocas junto al sendero comiendo unos sandwiches y que afirman que Francis salió del bosque se acercó a ellos y les preguntó si en el parque no había osos, estos le contestaron que no y el niño se alejó entrando de regreso al bosque. Al ser cuestionados sobre que carajos cruzó en su mente al dejar irse solo a un niño, los hombres confesaron que ni ellos mismos se explican por qué no tomaron a Francis y lo entregaron a la administración del parque.

La búsqueda de Francis, al extenderse por varios días, siguió el desarrollo normal de estos casos: los voluntarios regresaron a sus casas, la policía del parque y la estatal, la suspendieron, y el padre y su familia se queradon con su dolor.

Cuatro años después, en un promontorio a varios cientos de pies de altura sobre el trayecto del sendero, unos campistas hallaron un pequeño zapato tenis, un suéter intacto y un molar. El FBI informó a la familia O'Keaffe quienes identificaron el suéter y el zapatito como pertenecientes al pequeño Francis. Pruebas de ADN arrojaron que el suéter tenía pelos no humanos encima, pero un error de manejo del molar lo contaminaron y no fue posible obtener una prueba genética que permitiera identificarlo como perteneciente al niño.

Quién sabe, tal vez Francis O'Keaffe, así como Charles Burhill, fueron víctimas de las pirañas terrestres de Alabama...

(Y si a nadie le quedó claro que todo este relato es una parodia se lo informo ahora. Los perros french poodle son los animales más tiernos, cariñosos e inofensivos que uno puede tener en casa. Una disculpa por parodiar la tragedia de perder a un ser querido y no saber que pasó con él, para información real sobre desapariciones inexplicables en los parques nacionales de los Estados Unidos, leer el sitio: http://www.canammissing.com )

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