domingo, 2 de agosto de 2015

Ballenas, relato original de Carlos Santillán



El imperceptible desplazamiento del MagLev subterráneo solo es detectable por un silencioso vibrar de la gigantesca máquina. Ethu recorre el elegante restaurante-bar, los comensales se sientan en mesas con largos manteles y sillas cubiertas con tela. Los arreglos florales de centro compiten con los sombreros que las damas van a traer puestos esta noche, tiempo de abordo. A esta hora solo se encuentran unos pocos hombres, que como él, vinieron por una tempranera copa.

Ya afuera en el pasillo, Ethu atraviesa las puertas de los salones-guardería, clasificados por edad, que ya empiezan a llenarse con los niños que los padres traen, para ellos poder ir al gimnasio, a las máquinas tragamonedas o simplemente disfrutar de la mañana sentados en una cafetería sin sus mimados y malcriados niños. Estos niños que son concebidos y nacidos naturalmente, no contribuyen a la explosión demográfica, ya que cada año cientos de miles emigran a las colonias humanas en los distintos mundos habitados del sistema solar, se mudan a las varias ciudades submarinas o subterráneas aquí en La Tierra, o simplemente mueren en accidentes y no hay tiempo, por lo remoto del lugar del accidente, de que su aseguradora los traslade a la clínica de inmortalidad más cercana.

Ahora Ethu da vuelta a la derecha y él entra a uno de los casinos, para dirigirse al área de las máquinas tragamonedas, en una de las columnas estructurales, cubierta de espejos, ve reflejada su imagen, se felicita mentalmente al ver su alta y esbelta figura, el color negro de piel que escogió para esta regeneración ahora sí va de acuerdo con su nombre de pila; se pasa la mano derecha por sus rizos rubios para acomodarselos, y piensa que la próxima vez que vaya a la clínica de inmortalidad, cuando este cuerpo se denigre en treinta o treinta y cinco años, va a pedir ojos azules. Negros con ojos azules lucen muy elegantes. Aunque faltando tantas décadas para ese momento es una certeza que para entonces Ethu va a haber cambiado de opinión, solo que él no lo sabe.

Ya en la zona de las máquinas tragamonedas Ethu busca a una joven y simpática mesera, que el día anterior justo al abordar y esperando a que el MagLev fuera lanzado, lo atendió aquí. Su frescura, juventud e inocencia verdaderas de un ser humano en apenas su primera vida, antes de someterse a la cara y voluntaria regeneración, la hizo sumamente atractiva y deseable ante sus ojos.

Ethu camina a lo largo del pasillo bordeado por las tragamonedas, y no puede encontrar a la joven; así que se da la media vuelta y abandona el casino.

***

Luego de tomar el ascensor para llegar a la cubierta de veranda, Ethu se encuentra caminando en la amplia zona comercial del MagLev, un gran espacio cubierto con un techo arqueado, millones de células de cristal líquido a través del 'día de abordo' reproducen el cielo, la hora del día, intensidad del Sol y hasta la estación del año.

Mucha gente entra y sale ya de boutiques, restaurantes, dulcerías, arcadias de realidad virtual. Nadie se puede quejar de no tener nada que hacer en este viaje intercontinental de Mérica a Eurasia.

Treinta horas totales de trayecto, aproximadamente, desde la cosmopolita y fría ciudad de Lenana hasta la calurosa Jamba en la costa occidental de Eurasia.

Ethu entra a una heladería y ordena un vaso de helado de frutas, el dispensador automático se lo entrega al cabo de unos cuantos segundos, y él desliza su palma en el escáner para pagar, cuando sale, escoge una mesa en el área general de comensales, una alegre y bastante alumbrada sección que imita al brillante sol de un mediodía.

Se desliza en la silla de plástico y pone su vaso en la mesa. Con su mano alcanza el bolsillo interior de su chaqueta y saca su flatmobile para leer las noticias del día.

Sin prestar atención nota que un hombre coloca un pesado carryall metálico en la mesa de al lado y se deja caer sobre una silla, en un gesto que denota agotamiento físico.

Cuando Ethu levanta la vista para tomar de su vaso de helado, puede ver que su vecino de mesa es alguien que le parece familiar, un chaparro y fornido hombre blanco, en sus sesentas de edad aparente en su actual regeneracion, con una tupida y rizada barba blanca y cabellos así como con unos inconfundibles lentes redondos, "¡Es el famoso arqueólogo, el doctor Rico Hands!".

Ethu lo conoce, puesto que Rico Hands es una celebridad, constantemente aparece en los broadcast de arqueología, el trabajo de sus expediciones es reportado en las noticias, y Ethu sí leyó tiempo atrás uno de sus libros.

"Profesor Rico Hands, buenos días", Ethu lo saluda temeroso, muchas celebridades odian ser abordadas, pero el doctor Rico Hands, le sonríe y le contesta.

"Hola, ¡buenos días!"

"Doctor, admiro su trabajo, felicidades". "Muchas gracias, es muy amable", el doctor le contesta. "¿Me permite invitarle algo?", Ethu le pregunta. "No gracias, tuve mi desayuno en mi camarote, ¡galletas y café!" El doctor se ríe ante esta confesión suya. Y luego agrega: "Me la pasé toda la noche revisando mi tesis basada en mis últimos hallazgos". Y le da unas palmaditas a su carryall metálico.

Ethu en este punto ya se había cambiado a la silla, de su mesa, más cercana al profesor Hands. Se hubiera sentado en la mesa de éste pero, el gran carryall ocupaba toda la mesa y le hubiera resultado incómodo platicar así con él.

"Oiga profesor, ¡que interesante! ¿Y en que parte de Mérica estuvo trabajando? ¿En el istmo o en la región sur?" Y antes de permitirle al doctor Hands contestar, Ethu agrega: "¡Que grosería la mía! No me he presentado, Ethu Ambrosi, de Ciudad Iuda", y le da su mano al profesor. "Mucho gusto Ethu. Pues estuve trabajando con un equipo de la universidad de Indu al norte del continente, en la región de los hielos perpetuos, en donde estuvo alguna vez la legendaria América".

Ante esta revelación Ethu se siente transfigurado y mira intensamente al carryall. Desearía poder ver a través del metal para espiar el contenido.

***

"Al equipo arqueológico lo llevé a lo que, se cree hace cuatro o cinco etapas interglaciares, era la costa este del continente entonces conocido como Norteamérica, cuna de la legendaria civilización conocida como América. A lo largo de un par de siglos ya, de esta región se han obtenido, literalmente, toneladas de fragmentos arquitectónicos, así como de artefactos".

"¡Ah sí! Como el famoso caballo de bronce". Ethu con esta observación interrumpe al profesor Rico, y al notar la mirada de éste se queda callado para que él pueda continuar.

"Así es Ethu, esa cabeza de bronce fue un afortunado hecho fortuito, el avance de las capas de hielo glaciares hacia el sur, trituran todo a su paso. Uno es afortunado si encuentra trozos del tamaño de un puño."

Y continúa: "Pero en esta ocasión, yo y mi equipo, nos anotamos un rotundo éxito, encontramos en varias zonas de excavación, dispuestas en una línea norte-sur y separadas varias decenas de kilómetros, planchas o más bien, grandes fragmentos de planchas de concreto. ¡Estas eran grandes vías de comunicación al menos veinte metros de ancho y que comunicaban al continente de Norteamérica!"

Y sumamente emocionado, el profesor Rico Hands abre el carryall metálico sobre la mesa y le pasa a Ethu, extrayéndolo del interior del mismo, un gran trozo de concreto.

Ethu sostiene maravillado esta reliquia de la legendaria civilización americana y de, quién sabe, cuantos cientos de miles de años de antigüedad.

***

De un área de la tapa del carryall destinada para almacenar documentos y folders, el profesor Rico Hands sacó tratados y fotocopias de obras de otros arqueólogos e investigadores. Un pequeño libro en especial, una edición en papel de Moby Dick, y tres folios de fotocopias engrapadas es lo que él buscaba. Lo demás lo guarda de vuelta.

"Ethu quiero llamar tu atención a estas ruinas arqueológicas descubiertas hace cinco décadas en la región subglacial de Norteamérica, localizadas en la costa este." Levanta la fotocopia y se la muestra a Ethu sin dársela en la mano.

Ethu ve una gráfica de una depresión en el suelo con escalinatas a su alrededor. El profesor Rico Hands pasa la hoja.

"Estas ruinas son idénticas a las halladas años después, y a varios cientos de kilómetros de distancia, sobre la costa del golfo".

El profesor vuelve a levantar la fotocopia y Ethu puede ver que en efecto son idénticas. El profesor pasa el folio a la tercera fotocopia.

"Y esto es la excavación del '36, pero ahora en la costa occidental sobre el gran océano".

Ethu una vez más ve que las ruinas son las mismas prácticamente, cosa que demuestra que fueron construidas en el mismo periodo histórico y por la misma civilización.

"En los tres sitios, todos subglaciares, se halló arte, grabados y mosaicos, así como artefactos referentes a ballenas", el profesor Rico Hands le menciona esto, y a continuación hace una pausa para recuperar de su bolsillo izquierdo del pantalón una pequeña placa metálica que representa a un cetáceo y bajo este en caracteres prehistóricos se puede leer: 'SeaWorld'.

El profesor Rico Hands le pasa la placa a Ethu, y le dice:

"Cógela con confianza, es una reproducción de uno de los artefactos hallados, mmm, este, el original fue recuperado de las ruinas en el golfo sobre la costa este".

Ethu la levanta contra la luz procedente del cielo artificial para poder apreciar mejor la placa. Y presumiendo lee en voz alta:

"Mundo Marino".

***

"Como obviamente debes de saberlo, el único texto conocido de la prehistoria es Moby Dick". Y Ethu asiente con la cabeza para demostrar que sí lo sabe, y el profesor Rico Hands continúa:

"Moby Dick es una alegoría a la lucha del hombre contra la indomable naturaleza y sus fuerzas así como la pelea interna del hombre contra sus instintos y su bagaje cultural y fantasmas mentales".

"¿Y ahora estos descubrimientos sobre ballenas en Norteamérica?..." Ethu le pregunta.

"El texto de Moby Dick fue escrito en la legendaria América y estos descubrimientos sobre ballenas muestran lo importante que eran estos animales en el mundo antiguo, y ahora tengo elementos suficientes para elaborar una tesis soportada por los hallazgos".

"¿Y esta tesis me la puede mencionar o es todavía secreto profesional?"

"No no, en absoluto Ethu, solo que cuando platiques con alguien sobre ella me menciones a mi como el autor, ¿de acuerdo?"

"No tenga cuidado profesor."

"Bien, básicamente mi tesis consiste en que las ballenas eran el animal sagrado de la legendaria América. Los habitantes de la antigüedad asistían a gigantescos lugares de culto, ¿recuerdas las ruinas de las depresiones en el suelo rodeadas de escalinatas?" Y el profesor coge de su mesa el folio de fotocopias engrapadas y las agita en el aire frente a él. Y continúa:

"Estos eran estanques artificiales donde los feligreses iban a adorar y a presenciar a las ballenas ejecutando oráculos, adivinaciones sobre el destino colectivo de la comunidad o, incluso de su nación entera".

Y luego de decir esto, desde el interior del carryall saca uno de los trozos de concreto.

"Y esto Ethu, son los restos de una vía, tenían una red que cruzaba todo el continente norteamericano, construída con el solo propósito de transportar a las ballenas de una ciudad a otra".

Ethu está maravillado, acaba de escuchar la revelación más apasionante sobre el mundo antiguo que él haya escuchado jamás.

Relato por Carlos Santillán

~~~

Relato desarrollado por el autor en torno a una idea expresada por el psiconauta Terence McKenna

No hay comentarios.:

Publicar un comentario