domingo, 14 de febrero de 2016

Odiseo parte 7

En la cafetería de la universidad suena la rockola, alguien seleccionó 'Radio Ga Ga' de Queen, al mismo tiempo que Alejandro llegaba.

Dentro, él puede ver, a sus amigos Memo, Fabián y René sentados en una mesa, muertos de risa por algo que están viendo en sus teléfonos y, en la barra ordenando él ve a Elena acompañada de un tipo con aspecto de 'mirrey', a Alejandro le vale...

Camina hasta sus amigos y, tomando una silla desocupada de otra mesa, se sienta con ellos.

"¿Qué hay?¿que hacen canijos?"

René ni puede hablar por las carcajadas que está soltando. Y Memo ya calmándose le contesta:

"Éste cabrón, René, nos está enseñando fotos de la vieja con la que salió este fin de semana".

"¡Mira!" Le dice Fabián pasándole su teléfono.

Alejandro puede ver en la imagen a una joven menuda, curvilínea y morena, abrazada de René y, el pinche René la tiene sujeta de las nalgas, están en un bosque, el Ajusco ¿tal vez? y en su rostro dibuja una sonrisa burlona y de victoria que le hizo a quien les tomó la foto.

"¡Ve esta foto wey!" Ahora René le dice y le pasa su teléfono. Es la misma joven, pero ahora en un antro, lleno de gente y de humo.

En la foto, la joven visiblemente tomada, está tratando de beber de ¿un micrófono? René repite lo que ya había contado, pero ahora lo narra para Alejandro.

"Yo estaba cantando en el karaoke, pero antes había puesto tan peda a esta vieja que, cuando le pasé el micrófono, ¡ella creyó era otra cerveza!"

Y una vez más sus tres amigos estallan en carcajadas.

"¡Cuéntale lo mejor wey!" Memo le pide a René.

"¡No otra vez! ¡Eso estuvo grueso!" Fabián interviene, y René aplacándolos, con gestos de las manos, se dirige a Alejandro:

"¡No mames! Les conté a estos cabrones que cuando ya la llevaba a esta vieja a su casa, ella vive en Echegaray, y ya íbamos a la altura de un vaso colector de aguas que ahí hay, ella me dice toda peda:"

"Quiiiero hacer pipii".

"Aguántate, ya estamos a minutos de tu casa; le contesté, pero ahora ella haciendo un berrinche me grita:"

"¡PÁRATE! ¡yaa no me aguantoo!"

"¡Ahí viene lo bueno!" Interviene Memo dirigiéndose a Alejandro. Y René continúa:

"Total que, como eran como las dos de la mañana que me orillo, me hubiera dado mucho asco que esa vieja se miara en mi coche; y ella se baja y ahí luego, luego, se baja el pantalón y los calzones, ni siquiera se fue lejos para que no la viera.

Yo volteé a otro lado por recato y que..."

René, Memo y Fabián estallan en carcajadas otra vez y, Alejandro, sin dirigirse a ninguno de ellos pregunta:

"¡Qué pasó!" René continúa:

"¡SE ECHÓ UN PEDOTE LA CABRONA!"

Estallan en carcajadas de nuevo y Alejandro, viéndolos, pregunta:

"¿Se cagó?" Y René le contesta, apenas pudiendo hablar, por la risa:

"¡No mames wey! ¡No me iba a bajar a ver, ¡Me vale madres! y ¡Que pinche asco!"

***

Ya más calmados y ahora comiendo unas sincronizadas que pidieron, acompañadas con su coca cola cada quien, Alejandro se muere de ganas por contarles lo que presenció el viernes en la tarde. Cosa que hace aprovechando los silencios obligados, mientras sus amigos mastican.

"Y ese cabrón, así nomás, los mató al par de muchachos. ¿Qué le pudieron haber dicho o hecho para que él los matara?"

Memo escucha todo esto muy pensativo, su mirada fija en su plato de sincronizadas sobre la mesa. Cuando Alejandro hace una larga pausa, indicativo de que él ya no tiene nada más que agregar. Memo les dice, con un tono de voz misterioso y solemne:

"Mi papá frecuentemente nos cuenta algo muy cabrón..."

"¿Sí? ¿Cómo qué?" Fabián le pregunta. Todos se quedan viendo a Memo, su curiosidad ya picada. Y Memo continúa:

"Mi papá cuando joven trabajó de auditor en la refinería de Salamanca y, debido a eso, hizo amistad con los choferes de las pipas que él revisaba. Una noche que estaba de guardia uno de los choferes se le acercó a hacerle plática.

Y así entre bromas y vaciladas sobre otros trabajadores de la refinería este chofer de repente se quedó callado y, le preguntó a mi papá que si le podía confiar algo personal que, le carcomía el corazón y el alma".

Ahora René le interrumpe:

"Y ¿qué cosa era wey? Nos tienes todos intrigados".

"Pues, cuando mi papá le contestó que sí confiara en él y que iba a ser discreto, el chofer le narró como una vez que iba sobre la carretera, fue rebasado por un volkswagen en el que iban dos mujeres jóvenes muy bonitas, blancas, cabello rubio, bien vestidas y que se veían económicamente holgadas.

Y que esto le provocó un coraje, una ira y rabia enceguecedoras porque, él jamás iba a poder aspirar a mujeres como ellas.

Este chofer le contó a mi papá que aceleró y las alcanzó en una curva excavada a través de una formación rocosa y que las impactó aventándolas contra la pared derecha. A continuación él se frenó y se echó en reversa para aplastarlas, digamos, tallarlas con la pipa contra las rocas, con movimientos de adelante hacia atrás.

Una vez que él satisfizo su arranque asesino se detuvo delante de lo que quedó del volkswagen y se bajó a verlas a las jóvenes.

La bestia esta le dijo a mi papá que quedó impresionado al verlas muertas, ensangrentadas. Dijo que jamás se le va a olvidar como, la joven que iba conduciendo tenía su brazo cercenado."

Memo termina con esta última observación su relato. Todos en la mesa están callados, debido a lo chocante que esta historia resultó. De seguro también les arruinó las ricas sincronizadas que acababan de comer.

Alejandro no duda, ni por un instante que esto en realidad sí sucedió. El ser humano es un animal cruel y despiadado.

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