miércoles, 13 de abril de 2016

Odiseo, parte 16



Alejandro se encuentra sentado en la sala de su casa, su mente divagó por un instante hacia Elena, ya que se la topó en la caja de la cafetería de la universidad, pero prontamente decide suprimir cualquier pensamiento de ella.

Mejor se para del sillón y camina hacia la ventana. Y descubre con agrado, que en una casa de la acera de enfrente, y a como cuatro casas hacia la derecha, rentaron un inflabe con resbaladilla. Puede ver como no cesan de deslizarse y saltar un grupo de niños, que se traen un griterío que él no había notado.

Pero una mujer madura, que va camino de esa casa, lo nota a Alejandro en la ventana y le lanza una agresiva mirada.

"¡Oh que la...! Esta vieja loca ha de creer que soy un depredador solo por estar viendo a los niños".

Así que él se retira de la ventana.

De regreso en la sala, toma el control remoto del estéreo y lo enciende.

Sintoniza su estación favorita. 92.5 FM, le encanta escuchar a los clásicos del pop de los 80s y 90s.

Pero Alejandro comienza a impacientarse, transcurren los minutos y, puro spot lavacerebros.

Que dizque el gobierno federal ya abolió la pobreza alimentaria, que según regalar el petróleo a extranjeros va a significarnos precios más bajos de energía. Los spots que más odia son esos de ñoños que no saben gramática y creen que los nombres plurales son sexistas e insisten en decir:

"Diputados y diputadas, mexicanos y mexicanas".

Ahora un spot de igualdad de género. Tanta programación mental, el que le digan a uno que pensar, abruma. Alejandro apaga el estéreo disgustado y arroja el control remoto a un sillón.

Ahora se dirige a la cocina, tiene sed, abre el refrigerador y ve un par de botellas de Peñafiel Light, de fresa y arándano. Esto no es más que agua pintada, y desde luego que contiene azúcar, la prueba está en que, si tomase un vaso, le duraría hasta mañana la sensación de una capa de azúcar en los dientes.

Cierra el refrigerador de un golpe y se decide por medio llenar su vaso con agua del fregadero, es más sano.

Mientras bebe su vaso, sin prisa, nota un catálogo sobre la secadora, camina hacia ésta y ahí sobre ella comienza a hojearlo. Descubre con agrado que ya se empiezan a vender equipos de cómputo que corren una distro del sistema operativo Linux.

Sigue pasando las hojas y llega a la parte donde anuncian varios gadgets de espionaje: plumas, relojes de pulsera y pared, monos de peluche, gafas de sol, todo esto con cámaras espía.

También gadgets para grabar audio y escuchar a distancia.

¡Caramba! la tecnología tiene un muy negativo lado obscuro. En el pasado alguien con muy mala intención te podía guiar en una conversación para que hablaras mal de cierta persona; pero hoy en día, aparte te puede grabar para afectarte gravemente o extorsionarte.

Por cierto, él piensa, la pluma espía se ve bastante útil para grabar y balconear a agentes de tránsito o funcionarios municipales corruptos.

Le va a pedir a su papá que la pida, con su tarjeta de crédito, y que él se la paga. Está bonita y barata. También piensa en la broma de grabar a los desmadrosos de Fabián, Memo y René, en especial cuando se ponen a contar chistes mandados.

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