martes, 5 de julio de 2016

Odiseo, parte 27

Elena no ha podido dormir bien, la preocupación por estar a punto de reprobar tres materias, en el último semestre, le causa insomnio. Y no es que ella no se esfuerce, sino que, simplemente las cosas no se le han dado.

Su mamá le dice que no se preocupe, que disfrute su carrera, su juventud, que los años se van tan rápido que, en verdad no importa cuanto tiempo le tome concluir sus estudios.

Mañana es domingo y ella se hace el propósito de dormir tranquila y sin preocupaciones.

Sin darse cuenta se queda dormida y, su subconsciente, toma control de su cerebro, al presentarse el estado onírico.

***

La joven Valensiya es llamada a presentarse a las habitaciones de su madre, la condesa Olga Mendeleva. Al llegar a la puerta de la gran habitación ella se detiene y, solicita permiso para entrar. La condesa, acompañada de otras nobles damas, sentadas en elegantes sillones estilo Luis XV, conversan tranquilamente entre ellas, al mismo tiempo que están haciendo bordados. Alrededor de ellas, tres sirvientas uniformadas, se apresuran para rellenar las elegantes tacitas de té, de la más fina porcelana china, que están sobre las mesitas junto a ellas.

Luego de ignorarla por un buen rato, la condesa voltea a ver a Valensiya y le indica que puede pasar.

"Aquí estoy madre, ¿qué desea?"

La condesa deposita su bordado sobre sus piernas, toma su taza de té, le da un sorbo, y luego la regresa a la mesita y, finalmente le anuncia a su hija:

"Valensiya, en tres meses te vas a casar con el príncipe Andreinovich. Puedes retirarte".

***

Valensiya acude a la plaza de la ciudad, le gusta, los domingos, caminar entre la gente, ver los puestos de los vendedores callejeros y sus mercancías, así como los locales, alrededor, en las aceras de enfrente, mismos que venden los más diversos artículos, traídos de todo el mundo. Es una tarde con sol pero fresca, ella camina absorta pensando en su matrimonio con éste, para ella, desconocido príncipe Andreinovich. Su acostumbrado paseo en la plaza no la distrajo.

Así que taciturna y acongojada camina de regreso a la finca familiar, cuando, luego de un instante, nota que un hombre la sigue.

Valensiya entra a un almacén, buscando protegerse en la multitud. Entre los maniquíes, vestidos con la última moda parisina, ella mira hacia la puerta. Luego de varios minutos, sin que su acechador entrara a la tienda, ella se siente segura y luego, lo atribuye, la persecución, a su imaginación.

"¡Por Dios! El compromiso me tiene alterada y ahora hasta imagino que me persiguen".

"¡Buenas tardes! ¿Desea que se le muestre uno de los vestidos?" Una joven y atenta vendedora le ofrece.

”No gracias, solo entré a ver". Y camina de regreso a la calle.

Apenas sale del almacén cuando nota que en la acera la espera el hombre que la venía siguiendo, ella se alarma. Este hombre, mayor que ella pero de aspecto juvenil, trata de calmarla y explicarle, al mismo tiempo que hace ademanes.

"¡No! ¡no! ¡por favor no se alarme! Le ofrezca mis más sentidas disculpas por mi atrevimiento y modo tan vulgar de seguirla. Pero, es que no pude evitar el fijarme en usted, calles atrás, cuando caminaba en la plaza".

El hombre se la queda viendo con una mirada implorarante, tanto que a Valensiya le parece gracioso. El es un hombre de aspecto limpio y cultivado y, por sus ropas, parece pertenecer a la clase comerciante, ella se lo imagina atendiendo una botica o tal vez una tienda de abarrotes.

"Me llamo Vasily".

Ella ahora entusiasmada le extiende su mano:

"Y yo soy Valensiya, hija del conde Mendelev"

Vasily le besa la mano, sin retirar su mirada de los ojos de ella.

***

Un papelito envuelto en una piedra, y arrojado sobre la barda, o una piedrita arrojada contra la ventana de su habitación, son las señales de Vasily para solicitarle a Valensiya que salga a caminar y a platicar con él.

Llevan ya así cinco días viéndose. Del desconocido príncipe Andreinovich ella no ha recibido mayor información de parte de sus padres. Estos tres meses van a pasar volando y, la irrupción de Vasily en su vida es bienvenida, ella desea distraer su mente en otras cosas que no sean su boda.

Valensiya baja corriendo las amplias escaleras circulares de la mansión familiar y su madre ya la espera abajo con un rostro indignado.

"¿Se puede saber a dónde te dirijes con tanta prisa?"
"Madre, voy a la mercería a comprar un nuevo juego de hilos para bordar".
"¿Y ayer, anteayer y el día previo? una señorita no tiene nada que estar haciendo saliendo todos los días a la calle, y menos ahora que eres la prometida del príncipe Andreinovich. De este domingo al siguiente él va a venir formalmente, a solicitar tu mano".
"Madre, necesito ese juego de hilos para terminar mi nuevo estampado. Le aseguro que no me tardo".

Y Valensiya sale caminando apresuradamente y ahora preocupada por esta nueva información recibida sobre su boda arreglada.

***

"¡Ya Vasily! ¡Para! ¡No se cómo me convenciste de esta locura!"

Valensiya se sujeta con ambas manos de los bordes del pequeño bote, mientras Vasily, con un torcido sentido del humor lo sacude, Valensiya aterrorizada ya se visualiza siendo volcada al agua del pequeño lago.

"Le dije a mi madre que iba a salir solo un instante, a comprar hilos, ¡ella me va a matar por haberme escapado toda la tarde!"

"Perdóname Valensiya, a veces me comporto como si tú fueras un amigo", él toma las manos de ella entre las suyas y, la mira lleno de amor, a los ojos, ambos juntan lentamente sus rostros y finalmente se besan.

Con los ojos brillantes y una sonrisa,Vasily rema de regreso al embarcadero donde rentaron el bote.

Un grito y luego carcajadas hacen voltear a Valensiya a ver a una pareja que acaba de voltear su bote contra el agua del lago, ella regresa su mirada, a ver a Vasily y, ella adivina lo que él piensa y gravemente ella le dice:

"Ni se te ocurra..."

***

Valensiya llega corriendo a su casa y, corriendo sube las escaleras, la condesa se encuentra rodeada de nueva cuenta por otras condesas y duquesas, interrumpen su conversación ante la súbita irrupción de Valensiya. La condesa Mendeleva rompe el incómodo silencio haciendo un sonido con su garganta y cogiendo su taza de té se dirige a una joven dama:

"Bastante indignante, eso que nos comentas, respecto a la influencia que ese tal Rasputín ha ganado sobre la zarina Alejandra".

***

Valensiya se queda extrañada, que esta noche, su madre la condesa ya no la amonestó por su última escapada. Ella siente que es castigo suficiente que la hayan visto llegar, escapando hacia su habitación, el grupo de damas que acompañaban a su madre.

Lo que deben pensar de ella ahora, que ella es una, una... ¡cualquiera! por andarse escabullendo. Y ¿acaso no lo es? siendo una mujer comprometida se anda... besando con un hombre del que no sabe nada.

Se siente muy avergonzada y se echa las manos al rostro, tratando de contener las lágrimas.

Valensiya toma una decisión, dolorosa para ella pero correcta, protegerá su prestigio y honrará a la condesa y la obedecerá casándose con el príncipe Andreinovich.

Ya no verá más a Vasily, ni siquiera para despedirse de él y, mintiendo para su beneficio, le comentará, a su padre el conde Mendelev, que desde hace varios días ha visto a un hombre rondando la finca familiar y, que a veces, arroja piedras hacia el interior.

Así los sirvientes ahuyentarán a Vasily para que no vuelva jamás.

Valensiya se queda dormida, finalmente, luego de llorar bastante.

***

Los sirvientes andan apurados, limpiando la casa, los espejos, los candelabros, la cristalería. En la cocina las cocineras se esmeran en preparar la cena para esta noche muy especial. Hoy viene el príncipe Andreinovich a solicitar formalmente la mano de Valensiya.

Valensiya, está vestida solo con su corsé y, está sentada en el tocador, mirando su reflejo en la luna. Su fiel nana Irina le está cepillando su largo cabello negro.

Ella está absorta en sus pensamientos.

Piensa si el pobre Vasily estará bien, luego de que, la última vez que él vino a arrojar piedritas contra su ventana, a continuación escuchó el escándalo hecho cuando salieron el mayordomo y dos sirvientes, a corretearlo y hasta un par de balazos le tiraron.

En fin. Esta noche va a conocer a su futuro marido, y ella, va a ser su esposa, convertirse en la madre de sus hijos y, en señora de su casa y, será la anfitriona en todos los eventos importantes que organicen y, tendrá a otras esposas de ilustres caballeros, como sus amigas. Justamente como su madre y, antes de ella, su abuela y antes la madre de esta.

***

Son las siete de la tarde, abajo, ya se escucha una gran algarabía. Valensiya mira su reflejo en la luna de su tocador una vez más antes de bajar, ¡está impresionante! Hace minutos su nana Irina la ayudó a terminar de vestirse, así como a ponerse el elegante juego de collar y aretes de perla, que pertenecieron a su abuela. Así como luce, fácilmente pasaría por una de las hijas del Zar.

Un insistente toquido a su puerta la trae de vuelta de su introspección, es su nana.

"¡Niña Valensiya! ¡Niña Valensiya! ¡El príncipe Andreinovich, y sus padres ya esperan abajo en la sala! ¡Su madre ha mandado por usted!"

Valensiya respira hondo y, sale de la habitación camino de la sala, allá abajo.

***

Al ir bajando las amplias y elegantes escaleras, Valensiya, puede ver a los invitados de sus padres, distintos condes, barones y príncipes de la Rusia imperial, acompañados a su vez de sus condesas, baronesas y princesas. Entre ellos se mueven los sirvientes llevando charolas con vino y canapés.

De repente, entre ellos, se abre paso, radiante y orgulloso, su padre, el conde Mendelev.

"¡Valensiya ven!"

Avanza al pie de las escaleras y la lleva de la mano, hacia un hombre elegantemente vestido, él está de espaldas, rodeado por un grupo de nobles, quienes están muy atentos a un relato que él les narra, sobre su última experiencia militar contra unos obreros sublevados.

Su padre se aproxima ante el caballero y llamando su atención para que se voltee, él lo introduce:

"Valensiya, te presento al príncipe Vasily Andreinovich".

Cuando el príncipe voltea ella ve que se trata de Vasily, "el pobretón Vasily”, ella corre hacia él a refugiarse en su abrazo. Vasily la abraza contra él, le planta un beso en su cabeza, ella está llorando de alegría descansando contra su pecho, y ahora Vasily le pregunta:

"¿Te casarías conmigo?"

***

Un rayo de sol que entra orgulloso por la ventana, despierta a Elena y, ella despierta desubicada. Y, ahora con tristeza, se da cuenta que solo era un sueño.

Ella estaba viendo todo como una mirona entrometida en vidas ajenas, pero, había tanto de ella en Valensiya...

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