viernes, 24 de febrero de 2017

Arrebatado, parte 14

Dani y César se encuentran en el interior del automóvil de ella, sorprendidos por la súbita desaparición de Sisco y su familia.

Ambos hablan excitados y, al mismo tiempo, finalmente parecen haberse quedado sin aire y sin ideas.

"Dani, esto es obra del gobierno, como te comentaba hace un instante, Sisco abrió ese extraño correo electrónico enviado por capitán de la compañía".

"¡Oh no César! Si es así, ¡van a venir por nosotros también! Estoy muy asustada".

Sin esperarselo, Dani se lanza hacia él buscando consolación y seguridad. César no puede dejar de pensar en las terribles implicaciones que significan la desaparición de Sisco y su familiua. Finalmente Dani rompe el abrazo.

"¿Qué hacemos?" Ella le pregunta.
"Dani, mira, ya han pasado dos, tres días, desde el momento de la desaparición de Sisco y su familia y, perdón por ser tan crudo, estos agentes del gobierno y la compañía, tuvieron bastante tiempo para venir por nosotros.

Sisco me contó que estaba depurando el servidor de correo electrónico y, supongo que las personas que se hicieron cargo de él..."

"¡No! ¡no! ¡no digas eso!" Dani lo interrumpe llorando, pero César continúa.

"Dani ¡cálmate! Esas personas quedaron conformes al ya no hallar rastro alguno del correo que el capitán ese envió por error.

Vamos a presentarnos a trabajar mañana, yo voy a verificar el servidor de correos, para comprobar, como supongo, que ya sean Sisco, o los asesinos..."

"¡No! ¡no! ¡otra vez dijiste eso tan horrible!"

Acostumbrado a la terrible violencia en México, César no tiene ninguna compulsión para suprimir en su mente el lógico destino de Sisco y su familia.

"Dani estoy seguro que ya no hay rastro alguno de ese correo electrónico y que nosotros no vamos a sufrir atentado alguno.

Además piensa, todo el departamento de Sistemas de la planta desaparecido, provocaría muchas preguntas incómodas y atraería una atención que el gobierno no desea".

Dani se lo queda viendo, razonando acerca de ese esto.

"¡Oh! ¡Esa carita suya!", piensa César al mirarla y ahora se pregunta si él ha no dicho todo lo anterior solo para tranquilizarse a él mismo.

***

Dani pasó a dejar a César a la casa de Lumila. Ella estuvo observando subrepticiamente a ambos dentro del automóvil. El tiempo exagerado que tardaron en despedirse, y ella sin saber de que hablaban ambos, le causó que afloraran sus instintos posesivo y de celos.

Dani todavía bastante asustada, se abalanza sobre César y le da un largo abrazo de despedida.

Lumila se retira indignada a su habitación. Apaga la luz y se mete a la cama. Escucha a César subiendo al cuarto de servicio donde vive.

***

Dani llega a su bonita casa, en el lujoso completo residencial Diand. La puerta automática del garage se abre y ella introduce su vehículo. La noche ya ha caído.

Desciende del auto y observa la solitaria noche en la calle. Los letreros luminosos, con los números de cada casa, al nivel del suelo, en los amplios jardines frontales de los vecinos, siempre le causan una reacción de paz.

Presiona el botón en el llavero para cerrar la puerta del garage que, lentamente comienza a descender.

Es en ese instante cuando desde atrás la sujeta Magno Jagger.

"Antes de eliminarte, tú y yo la vamos a pasar muy bien".

Y le lame asquerosamente la mejilla.

Pero Dani, a pesar de su aspecto femenino y frágil, conoce de artes marciales, mismas que practicó desde niña. Le planta un seco cabezazo hacia atrás que le rompe la nariz, luego abre sus brazos y, doblando sus rodillas, se deja caer al suelo para zafarse de la llave de Magno Jagger.

Dani se incorpora, lo patea en la entrepierna, luego de un salto le da un pisotón en la rodilla derecha, para a continuación darle un par de patadas laterales en los costados.

Magno se retuerce de dolor en el suelo. Dani pasa angustiosos segundos esperando a que se abra la puerta del garage. Por un instante piensa en matar a su atacante, aplastándole la cabeza con la máquina soldadora de un hombre que ha estado yendo a hacerle una reparación, pero, ella no es una asesina.

Dani sale manejando a toda velocidad, con un destino en mente: la protección de César Lacroix.

***

El ambiente en la cocina, con Lumila, es triste.

"¿Y así nada más, cómo arrancar yerba mala del jardín dispusieron de Sisco y su familia?"

César le acaba de comentar a ella lo que, Dani y él, descubrieron al ir en búsqueda de Sisco.

"Nunca entablé una conversación con Sisco, solo lo conocía de vista, pero aún así me siento muy mal".

"Sí Lumila, es una verdadera tragedia, ahora imagínate como me siento yo, que trabajaba a diario con él y con quien había congeniado tan bien".

Lumila no ha levantado, en minutos, la mirada de la taza de su muy cargado crafté, la tiene sujeta con ambas palmas sobre la mesa.

César gira su mirada ante la escena de ella, ahí sentada petrificada. El silencio es roto abruptamente, y esto los hace saltar a ambos.

"¡CÉSAR! ¡CÉSAR!"

Es Dani gritando y golpeando con las palmas de sus manos la puerta principal de entrada.

César de inmediato identifica su voz. Lumila, quien se asomaba por la ventana de la sala, también la identifica.

"Es la ingeniero Dani Zel".

"¡Pues ábrele la puerta y deja la entrar! Algo le pasó".

Lumila siente mucho coraje por la orden y, el tono de voz, usados por César y también por la preocupación que él demostró hacia Dani.

Se dirige hacia la puerta y la abre. Una Dani llorando y bastante agitada entra y se abraza de Lumila.

"¡Gracias a Dios Lumila!"

César la cuestiona:

"Pero, ¿qué te pasó Dani?"

Ahora Dani se abalanza sobre César, lo abraza y descansa su cabeza contra su pecho.

Dani lo voltea a ver, su rostro sobre el de ella.

"¡INTENTARON MATARME!"

César escucha un zumbido dentro de su cabeza y, su visión se extiende hacia un túnel, al darse cuenta que la gente que mató a Sisco ahora está tras ellos.

"¡Cielos! ¡Eso es terrible! Si llegaron a ti, eso significa... ¡que en cualquier momento también estarán aquí!

Lumila, Dani, debemos abandonar la casa y buscar refugio".

Lumila, mortificada, se le queda mirando a César. Ella comprende perfectamente lo que está a punto de sucederles. Y su mundo se colapsa en ese instante. ¿abandonar la casa que su padre le dejó? ¿su trabajo como jefa de trituradoras en la planta? ¿su tranquila y respetable vida?

César con gran determinación las voltea a ver a ambas.

"Dani, Lumila, tenemos que marcharnos de aquí. ¡ahora!"

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