sábado, 25 de marzo de 2017

Arrebatado, parte 15

César finalmente convenció a Dani que era muy mala idea el regresar a la casa de ella para obtener ropa y sus joyas, mismas que ellas quería utilizar como valores de cambio no rastreable.

También César le indicó que no contactara a su familia ni amigos, para no ponerlos en riesgo.

"Ten por seguro que los están monitoreando a ellos y, en cuanto detecten que te pusiste en contacto con alguno de ellos, lo torturarían y usarían de rehén para obligarte a entregarte". Esto le explicó César a Dani.

Así que rápidamente empacaron en tres mochilas ropa, desafortunadamente el tosco tamaño de Lumila hace imposible que Dani pueda tomarle ropa prestada, unos lunches y, César sujetando su cadena de oro en la mano izquierda le dice a Lumila:

"Aquél día en el supermercado te negaste a recibirla, ahora nos será útil para sobrevivir".

***

El tren subterráneo avanza silenciosamente a través de túneles de decenas de kilómetros de longitud. Fue idea de César el abandonar el distrito de Abala y, dirigirse a la ciudad capital del continente Norte.

También César le pidió a Lumila que comprara los pasajes del tren, ni modos, era la opción menos arriesgada al momento. Ya que es obvio que las transacciones hechas por Dani, con su tatuaje interactivo, ya han de tener una alerta de rastreo. Y rastrear las de Lumila le va a llevar al gobierno, por lo mucho, varias horas más. En lo que se deduce la relación entre Lumila, Dani y él.

Eliminar el dinero físico es una manera de control sobre el pueblo. Si alguien se convierte en "enemigo" del Estado, basta con bloquearle su acceso a los sistemas de pago para, prácticamente, matarlo de hambre. Y claro, esta medida autoritaria la venden como combate al crimen.

"Cuando lleguemos a la capital, hay que buscar la manera de desactivar sus tatuajes interactivos". "¿Estás loco? ¡Sin ellos perdemos el acceso al internet! ¡Es como quedarse ciego!" "Dani, ahorita mismo nos están rastreando, a ustedes dos, sus tatuajes son como un teléfono celular y su posición puede ser triangulada por cada torre de comunicación". "¿Celular? ¿Qué es eso?".

César se queda callado, es inútil hablar de su origen en este momento. Las luces de iluminación, que cada varios metros iluminan el túnel, le causan una sensación hipnótica a César y, él se acomoda en su asiento, estira las piernas y cruza los brazos, para dormitar un rato.

***

César escucha el ruido de una conversación, siente luz contra su cara, abre los ojos y se da cuenta que el tren se halla detenido en una estación, ya en la superficie. Se da cuenta que son Dani y Lumila quienes están conversando. Él se estira y les pregunta:

"¿Ya llegamos a Ciudad Capital?"

"Sí, ahora tenemos que esperar el anuncio que nos indique descender". Dani le contesta.

César se incorpora inspeccionando, en ambas direcciones a lo largo, a la poca gente en el vagón, luego se asoma por la ventana, tratando de detectar cualquier actividad que indique que están siendo esperados.

Dani lo observa, adivinando el motivo de sus acciones.

Una tonada musical y un anuncio indica a los pasajeros que ya pueden bajar del tren.

Descienden del tren a la estación, Lumila sin problema lleva las tres mochilas. Por un instante se quedan congelados, sin saber que hacer ni a dónde ir, pero César sabe moverse en el mundo de la ilegalidad y, identifica a un trabajador del andén, que por su apariencia se nota que pertenece a un estrato social no muy respetable. César camina hacia él.

El hombre está malhumorado, sudado, sus manos manchadas de grasa. Cuando César se acerca, el hombre, está interviniendo las entrañas de un poste de sección cuadrada, César se imagina que se trata de algún tipo de sensor ambiental.

"Perdón señor", César dirigiéndose al hombre, mismo que se voltea huraño por haber sido interrumpido en su labor.

César, levantándose las mangas de su sudadera, le muestra los antebrazos. Decide mejor hablarle familiarmente.

"Oye, mira, mis amigas, allá atrás y yo, somos naturalistas, y como comprenderás la falta de un tatuaje interactivo dificulta el moverse en la ciudad"

"¿No conoces alguien que coloque y remueva tatuajes?"

El tipo se lo queda viendo antes de contestarle.

"¿Naturalistas? ¿Así como vienen vestidos? Sí tu amiga la negra más bien parece una elitista, así como está vestida".

Esto exaspera a César, quien le hace un ademán de desprecio con las manos y se aleja de él.

Dani, en cuanto él se les acerca, le pregunta:

"¿Qué fuiste a hablar con ese hombre?"
"Fui a preguntarle si conocía a alguien que removiera tatuajes interactivos".
"¿Y?"
"Solo logré hacernos sospechosos ante sus ojos".

Con tono sombrío, Lumila agrega:

"Cuando nuestro rastro sea seguido hasta esta estación, ese hombre nos recordará perfectamente y también, lo que tú le hayas comentado".

"Vayamos al centro de la ciudad", Dani se dirige a ambos, "ahí entre la multitud nos perderemos por un rato, mientras pensamos que hacer".

***

Seis horas después, llega otro tren procedente del distrito Abala a Ciudad Capital. Magno Jagger vestido de negro, un cuello de tortuga, un saco negro, se baja del vagón de primera clase. Él está de vuelta en casa, lo que lo trae de regreso es la pista de, los ahora, tres fugitivos.

Con su mirada de halcón observa el andén y sus alrededores. Camina con determinación hacia la salida y al pasar junto a un trabajador de la estación le muestra la impresión de tres identificaciones de la planta de algas.

"¡Oye tú! ¿No viste a estas personas descender del tren anterior?"

El hombre ve las fotos en las identificaciones.

"¡Sí! ¡sí! El tipo dijo que eran naturalistas y me preguntó sobre si no conocía a alguien que hiciera colocación de tatuajes interactivos".

"¿Y?"

"Me las olí, que algo sucio se traían, la mujer negra y el tipo estaban bien vestidos para ser naturalistas. Él se dio cuenta que lo descubrí en su engaño y regresó con sus amigas y abandonaron la estación".

"Gracias".

Una alerta suena en la mente del trabajador y, él checando el mensaje en su implante óptico se da cuenta que el intimidante extraño le ha dado una propina. Le grita a sus espaldas:

"¡Escuché a la mujer negra decir que iban al centro de la ciudad!"

***

El centro de Ciudad Capital al fin vuelve hacerlo sentir a César que se encuentra en una urbe. El distrito Abala era solamente un conjunto de vecindarios en torno a una zona industrial remota. Pero ésta es una verdadera ciudad con gente, tráfico, edificios, comercios, restaurantes, ruido y escándalo.

Dani le hizo plática a la cajera de una tienda de conveniencia, a donde entraron a comprar lunches y craftés para desayunar. Ella, Dani, simplemente le dijo que quería pagar en especie y, también le preguntó por algún sitio donde pudieran habitar sin ser molestados.

La muy amable cajera le contestó que no había manera de recibir pago en especie, así que, comportándose magnánimamente, les obsequió los lunches y además, les habló de un domicilio donde podrían encontrar posada.

Siguiendo las indicaciones de esta cajera, fueron a un edificio de departamentos en una zona sorprendentemente agradable y de muy buen desarrollo comercial.

"Ingeniero Zel, este edificio se ve muy elegante, no puede ser la dirección correcta".

"¡Claro que es la dirección correcta Lumila!, y por favor, llámame Dani, es como la tercera vez que te lo pido".

Ahora César interviene:

"Dani, ¿cuál es el nombre de la persona, por la que la cajera nos dijo que preguntáramos?".

"Es la conserje del edificio, la señora Albia".

Caminan al interior del edificio, a través de un pasillo verde con techo arqueado, y con varias macetas colgadas de las paredes. Al fondo del patio central, la única puerta, esa tiene que ser la conserjería.

Llegan a la puerta y Dani le dice a César:

"Bueno, toca tú a la puerta".
"¿Por qué yo?"
"¡Bien ya!"

Lumila se exaspera y golpea la puerta con la palma de su mano derecha. Tras unos segundos se abre la puerta y pueden ver hacia el oscuro interior del departamento. Un olor rancio emana del mismo.

Una vieja en piyama, bata acolchada y pantuflas, emerge del interior. Un cigarro es sostenido en su artrítica mano izquierda. El pelo desarreglado. Y con mal genio les pregunta:

"¿Qué quieren? ¿Por qué golpean así a la puerta?"

Dani le responde:

"Perdón si la inoportunamos, ¡y también por tocar así a su puerta! Estamos buscando donde acomodarnos".
"¿Los tres en un solo departamento? ¡Sáquense de aquí! ¡Este es un lugar familiar!"

Lumila primero se sonroja y luego se enoja ante este comentario por parte de la vieja. Dani se siente frustrada por este comentario, fuera de lugar, hecho por ésta. Y luego agrega.

"Hice amistad con Rula, quien trabaja de cajera en una tienda de conveniencia. Ella nos mandó acá".

"Rula es mi sobrina. ¿Por qué los mandó aquí?"

Dani, ha sido recta toda su vida y, bien sabe que, las mentiras, se convierten en una gigantesca madeja que te atrapa. Así que opta por decirle la verdad a la mujer.

"Señora, mis amigos y yo corremos peligro. Descubrimos algo que los espaciales están haciendo en el mundo y necesitamos ocultarnos".

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