martes, 29 de marzo de 2016

Odiseo, parte 14

Alejandro está escribiendo un sumario del cuarto episodio del libro de planeación estratégica (es una tarea escolar) Y se encuentra con problemas para escribir las conjugaciones del verbo “Haber” (tristemente la mala ortografía es un problema inherente a la generación de los dispositivos móviles).

Por este motivo toma su grueso diccionario enciclopédico ilustrado para buscar este verbo.

Pasando las páginas al azar, se encuentra una con la lámina de una pintura que lo deja sin palabras, sin aliento.

Es como si esta pintura lo jalara hacia adentro, absorbiendo su mente. Desde esta lo miran fijamente los ojos de un hombre anciano, idéntico a su fallecido abuelo Manuel.

El hombre de la pintura, en la obscuridad de una noche preindustrial, está llevando a cabo un experimento, ante ¿su familia?

Alejandro nota que 'ellos' están viviendo una nublada noche de luna llena, misma que se puede ver a través de la ventana.

El experimento del abuelo en la pintura ha aterrorizado a un par de niñas, quienes están siendo consoladas por otro hombre mayor de la familia.

La menor de ellas, blanca, muy bonita, en un vestido que le deja los hombros descubiertos y con un gesto en el rostro que despierta compasión absoluta, está mirando hacia el globo de vidrio que el abuelo sostiene en lo alto.

Dentro del globo de vidrio hay un ave, cuya suerte es fácilmente adivinable, y que es la causa de la pena de las niñas.

De algún modo el aire va a ser extraído del globo de cristal, o consumido al meterle una vela.

Un joven, estúpidamente mantiene la jaula del ave abierta. Alejandro se puede imaginar a ese joven siempre torpe, tirando y tropezando con cosas.

Dos hombres, sentados a la mesa, alguno de ellos el padre de las niñas, miran absortos al abuelo ejecutando el experimento. Hay un tercero que ahora nota.

El cabello de los hombres, incluso el de los viejos, luce muy bien, largo, desarreglado; Alejandro mentalmente juega con la idea de dejárselo crecer al estilo del siglo XVIII.

En la parte izquierda del cuadro, platican entre ellos, un hombre y una mujer. Tal vez se presumen mutuamente sus conocimientos sobre el aire, la presión atmosférica y el monóxido de carbono.

Alejandro se siente totalmente absorto por este maravilloso cuadro, lee el título y el nombre del artista:

"Experimento con un pájaro en una bomba de aire" (1768), Joseph Wright de Derby. National Gallery, Londres.

Le causa vértigo el solo reflexionar cuanto tiempo llevan muertas las personas de la pintura, capturadas en un momento en el que se veían tan llenas de: vida, emociones, confianza, y conocimiento.

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