domingo, 25 de octubre de 2015

ADIOS MUNDO CRUEL



Los agentes ministeriales ven como los hombres de la ambulancia forense se llevan, embolsado en una camilla, el cuerpo del hombre que habitaba solo este departamento.

Tres días de escuchar, sin pausa, la canción de Enrique Guzmán: "Adiós mundo cruel", y de que en el mismo lapso de tiempo, Rafael (el muerto) no contestara los llamados a la puerta, movió a sus vecinos a solicitarle al administrador del condominio a que se abriese el departamento, y así comprobar lo que ya todos daban por seguro ante la desaparición de Rafael: que él había fallecido.

Lo hallaron su cuerpo, vestido con ropa casual, acostado sobre su cama y junto a él su laptop, reproduciendo en ciclo la sesentera canción antes mencionada. En el procesador de textos del Open Office estaba abierta la carta de despedida que Rafael escribió.

Colgada en la pared, arriba de la cabecera, una bonita fotografía artística de una bicicleta roja.

El agente ministerial López, atendiendo las órdenes de Doña Milagros (la entrometida chismosa del condominio) tomó la laptop para leer la carta de despedida de Rafael. La llevó a la pequeña mesa del dizque comedor y se puso a leerla:



"Adiós mundo cruel

'Live fast, die young and leave a good looking body behind' (vive rápido, muere joven y deja atrás un cuerpo atractivo. Citado de una excelente serie de vampiros de los años noventas)

No, esto no es un suicidio, me he sentido mal desde hace varios meses ya. Se me baja la presión y me dan mareos. Hace tres meses, luego se subir y bajar varias veces las escaleras del condominio, sufrí como consecuencia, por varias semanas, baja de presión, cansancio permanente y pérdida de condición física. Pero de esto me recuperé eventualmente. Y volví a mi rutina diaria de ejercicios.

Pero desde hace unos días, me dan unos muy agudos y cada vez más fuertes y frecuentes, dolores en el lado izquierdo de mi pecho. Siento, por lo mal que estoy, que hoy es el 'gran día'.

No no me tengan lástima, no soy ni viví como Eleanor Rigby la de la canción de los Beatles. Era solitario porque así es, era, mi personalidad y así escogí vivir. No tengo miedo. Si un ser tan pequeño y tierno como un perrito atropellado se enfrenta y transita la muerte, yo, que soy un ser más evolucionado que un perro, puedo afrontar este momento.

Ya me hice el propósito de esbozar una sonrisa en el rostro cuando el ataque final me lleve.

¡Caramba! Nunca me aventé en paracaídas, ni salté en bungee, pero me imagino que la anticipación y expectativas, y nervios, son los mismos a lo que estoy experimentando ahorita.

Así que, muerte, estoy listo para lanzarme hacia dónde sea que uno salta en este momento.

Mi mamá usaba tararear esta melodía y apenas recientemente vi a Enrique Guzmán interpretando 'Adiós mundo cruel en una película' y pues, la elegí como mi himno para este momento.


¡Ah! todo lo que viví e hice, ¿se acuerdan de la película Blade Runner? Todas mis experiencias y vivencias se perderán como lágrimas en la lluvia.

No estaba haciendo nada importante en mi vida, no me casé, no tenía novia ni amigos, supongo que hay un termostato en el cerebro que si detecta que no estás vivo de verdad, decide que hay que apagar el cuerpo, precipitando la muerte.

¿Qué me esperará del otro lado? no se, pero si hay reencarnación, no quiero volver. Volver a experimentar la total dependencia al ser bebé, la torpeza motriz de los primeros años de la infancia, el tener que cursar de nuevo toda la educación básica y sufrir el acoso, bullying, de alumnos mayores y profesores, pasar otra vez por la serie de ideas enfrentadas en la adolescencia, las ilusiones y desencantos amorosos, los primeros años de vida profesional y de nuevo el acoso de bullies en el trabajo... Con una vez basta y todo eso me resultó bastante desagradable y no quiero vivirlo de nuevo."

La carta termina así abruptamente. El agente López esperaba leer al final un último adiós, firmado por Rafael pero, no fue así.

***

"¿Y bien?" Su compañero, el agente ministerial Martínez le pregunta a López.
“El pobre diablo estaba muy enfermo, del corazón, y antes de morir, escribió su despedida, donde aclara que no fue suicidio".
"¡Ah! OK, pero la laptop me la llevo de evidencia, está buena y el junior ya necesita una nueva". Y así, el agente Martínez, con una odiosa sonrisa en el rostro toma la laptop bajo su brazo.
"¿Algo más que se quiera llevar de 'evidencia' agente Martínez?" López solo lo piensa. Y sale del departamento tratando de, recordar, y silbar, 'Adiós mundo cruel' de Enrique Guzmán.

Relato por Carlos M. Santillán

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